Un pequeño ejército de casi 1.700 agentes de la policía local trata de poner orden desde ayer en el distrito Marítimo de la ciudad, con restricciones de tráfico y cortes en decenas de calles por la disputa del Gran Premio de Euro?pa. La tercera edición de la prueba se enfrenta a dos problemas desconocidos hasta la fecha. Al contrario de las dos últimas ediciones, que se celebraron a finales de agosto con la ciudad semivacía por las vacaciones, a partir de este año la cita pasa a disputarse a finales de junio, con plena actividad comercial, lo que supone un aumento considerable en el flujo del tránsito de vehículos. Además, el GP coincide con la celebración de la noche de San Juan mañana miércoles, por lo que ese día será especialmente complicado. No es de extrañar que el ayuntamiento haya pedido pacien?cia y comprensión a los ciuda?danos.

Además de la noche de San Juan y la fecha de la prueba, este año se espera una mayor afluencia de aficionados, ya que la venta de entradas marcha un 37% mejor que el año pasado. Un hipotético lleno de las instalaciones significaría que el domingo pueden darse cita en el circuito urbano cerca de 85.000 personas (74.000 del aforo de las gradas y unas 10.000 más que habitan en el paddock).

Los cortes y las restricciones de tráfico están previstos hasta el próximo lunes, día en que se abrirá principalmente el puente de Astilleros y volverá a conectar los barrios de El Grao con Natzaret, separados estos días por el trazado del Gran Premio.

Primeros reproches

Las primeras quejas han llegado por parte de la oposición política. El coordinador de EUPV en Valencia, Amadeu Sanchis, calificó ayer de "despropósito indignante" la decisión del ayuntamiento de "aislar desde el barrio de Nazaret, la dársena del puerto y el acceso sur a las playas" por la celebración del GP. Para Esquerra Unida, el cambio de fechas de la competición deportiva de agosto al mes de junio "sólo incrementa las molestias a los vecinos del Marítimo".