Lo único bueno del fiasco ante Chile ha sido que, por fin, hasta los amigos de Del Bosque -puede que también él- han asumido que la cosa no funciona. Los hechos son testarudos y acaban convenciendo al más renuente. Asumido que ya no somos lo que éramos, tal vez nos convendría olvidar el pasado. Sobre todo porque el más reciente fue mejor, pero también porque el presente no es tan oscuro. España no ofrece ya aquel fútbol que, ocasión rara en la historia, causó la admiración del mundo entero. Pero, ¿cuál es la propuesta de los demás?

Por lo pronto, hoy llega Portugal. Otra más de la ristra de cuentas pendientes de nuestra selección. Quien ha sido un perdedor toda la vida tiene créditos por devolver en muchos bancos. En el portugués estuvimos hace poco. Un solitario gol de Nuno Gomes nos echó de la Eurocopa de 2004. Hicimos un partido lamentable, en la línea habitual. Tras el ridículo, Iñaki Sáez dijo que no se iba. El clamor popular acabó mandándolo a la cola del paro. Pero aquel Portugal era bastante superior al de hoy en día y poco tiene que ver esta España -incluso la Del Bosque- con la de entonces.

Cuando las fuerzas se igualan, los partidos se definen en detalles y ahí es donde La Roja continúa siendo temible. Aunque no tengamos ya el tiqui-taca, seguimos contando con Villa, Iniesta, Xavi o Torres (algún día The Kid volverá), quizás con suerte Silva y Cesc. Portugal tiene a Cristiano, pero todavía a estas horas ningún portugués sabe si eso es bueno o malo. Su nivel de egolatría y estupidez ha alcanzado tal nivel que incluso genera ya antipatías entre quienes siempre hemos defendido su causa. Y, con todo, es capaz de tumbar al más pintado. Nuestra defensa cuenta con Piqué, que no conoce amigos y ya ha puesto a CR9 en su sitio en más de una ocasión. Así que ni por esas.

Apunte sobre Argentina: recordó Gary Lineker, estupendo presentador de los debates sobre Sudáfrica 2010 en la BBC, que Argentina nunca había ganado un Mundial cuando la mascota del mismo no llevaba sombrero. La del actual va sin él. Feliz augurio para quienes, como yo, somos incapaces de ver a Heinze y Maradona sobre un campo y no desear que pierdan cada partido por siete a cero.