J.M. Bort

El Levante UD confirmó ayer en Pamplona su candidatura a la permanencia, que va ganando sentido con el paso de las jornadas. Sin jugar bien al fútbol durante casi todo el partido, le bastó con manejar bien los registros psicológicos del encuentro para sumar un punto de gran valor anímico. Se defendió bien, atacó mal y sólo elaboró algo de juego en el tramo final, pero nunca decayó ante el vigoroso, pero torpe, juego del Osasuna. Sin hacer ruido, ya suma cinco puntos y se permite abandonar los últimos puestos.

Da igual que el primer tiempo se hubiese jugado con un balón ovalado, como el utilizado en el rugby, porque la pelota se mantuvo casi siempre en las alturas. El Levante UD cerró bien los espacios y protegió a Reina. Pero, a la hora de salir con el balón, fue un conjunto ramplón. Es cierto que sus armas son escasas, y que cuenta con numerosas bajas, pero le urge más control del centro del campo.

Lanzado por el sempiterno Puñal , el Osasuna dominó el espacio absolutamente en la primera parte. Sólo la solidez defensiva de su rival, liderada otra vez por Ballesteros y Nano, le impidió marcar un gol. Cerrados los caminos de entrada por el centro, sus mejores tentativas llegaron por las bandas, donde Monreal y Juanfran se hartaron de mandar la pelota al área. La prueba fue superada por la defensa, donde se confirmó el crecimiento de Nano y de Reina. El portero salvó los dos disparos más peligrosos con mucha tranquilidad. Las réplicas del Levante UD fueron escasas. Precipitado Rubén, el equipo no encontró ni una vez a Jordà, aislado, en la lejanía, entre la retaguardia rojilla.

Estéticamente, el partido era horrible. Necesitaba algún impulso tras el descanso y el Osasuna apretó el acelerador. Cada vez más incisivo, provocó ocasiones más claras. Hasta que llegó el gol Xavi Torres y Nano no se entendieron al despejar el balón y Pandiani, muy listo, aprovechó para tomar la pelota y fusilar a Reina.

Con poco más de un cuarto de hora por delante, apostar por un empate del Levante UD era, de verdad, una auténtica temeridad. No había dado señales de peligro en todo el partido. Pero este equipo no es uno más. Tiene un carácter camaleónico en su currículo, que ayer mostró en el último tramo, coincidiendo con la entrada de Juanlu. Cambió el ritmo del juego y tras varias aproximaciones logró el empate. El papel de héroe recayó de nuevo en Sergio, que sacó petróleo de un rechace al borde del área. Controló la pelota con el pecho, la bajó y con el exterior la envió al segundo palo. El gol rompió completamente el partido. Del juego plano y previsible se pasó a un fútbol vertiginoso de ida y vuelta, con ocasiones para los dos equipos. Reina, otra vez, estuvo notable.