La alcaldesa de Valencia, Rita Barbera, hace bien en reivindicar que le concedan beneficios fiscales por haber sido elegida Capital Europea del Deporte en 2011, pero los argumentos esgrimidos son débiles. Ssobre todo cuando argumenta que a Barcelona sí le conceden por la World Race de Vela, olvidando que a Valencia también se los otorgaron por la Copa del América. En cambio a Barcelona no se los han concedido este verano por el Europeo de Atletismo, ni en 2003 por el mundial de Natación, por ejemplo.

Eso, aparte de que el título de capital europea del deporte lo da una asociación con escasa presencia, hoy por hoy, de países miembros y está copada por españoles e italianos, con algún irlandés por en medio. La comparación con Barcelona suena más a tufillo victimista preelectoral que a verdadera reivindicación con posibilidades de ser atendida, ya que los beneficios fiscales se han concedido hasta ahora, en materia deportiva, a eventos concretos y no a calificaciones como la capitalidad que se esgrime, que, por cierto, ya tuvieron antes Alicante y Madrid y no tuvieron beneficios fiscales. Si a ello le sumamos el conflicto de siempre, el de los restos del Consorcio de la Copa del América, donde Generalitat y Ayuntamiento se niegan a pagar su parte del compromiso de financiación, pues la cosa pinta cruda, pero, en efecto puede aportar réditos electorales.

Sin embargo, esa capitalidad cultural ha sido una magnífica excusa para elaborar el Plan Estratégico del Deporte de la Ciudad, y ahí, la Alcaldesa, puede sentirse orgullosa, no sólo del resultado que ya se empieza a vislumbrar, sino de su concepción y la metodología de trabajo puesta en marcha. Ese puede ser el mejor regalo de la capitalidad mencionada y puede presentarlo en cualquier foro internacional que recibirá muchas felicitaciones y, en lugar de hacer victimismo, dará cuenta de una buena gestión. Es más, en España no hay muchas ciudades que hayan concebido un plan de esas características, ni que se hayan atrevido a hacer un diagnóstico real de la situación del deporte en su localidad, con sus fortalezas y sus debilidades, por decirlo es términos académicos. Y si lo han hecho, se lo han encargado a una consultora y tanto el diagnóstico (sobre todo si no es favorable) como las estrategias de futuro se han quedado entre bastidores, en el despacho del concejal del ramo. Aquí han intervenido ya unos cuantos profesionales internos y externos al Ayuntamiento en esa primera fase de diagnóstico y lo han abierto, ahora, a muchísimos más en la segunda fase, la que supone adentrarse en las propuestas de intervención para el futuro. Inteligentemente se han ahorrado la pela de la consultoría y han establecido un sistema de colaboración que, de seguro, permitirá contar con el apoyo de gran parte del deporte valenciano. Me quedo con la calificación de ese trabajo que dio uno de sus coordinadores, Ramón Llopis, profesor de sociología de mi querida Universidad: "científico y participativo". Lo dijo el jueves pasado en la mesa redonda sobre "Deporte, economía y proyección externa". No era fácil conseguir reunir al elenco de participnates que había en esa mesa. Allí estaban desde representantes del Valencia CF, el Levante UD, el Power, el Ros Casares, el Club Naútico, hasta los que organizan grandes eventos en Valencia como Valmor, la Sociedad del Motor de Cheste, el Global Tour de Hípica, el Open de tenis; o quienes están involucrados en ellos o en sus consecuencias como la Ciudad de la Artes, o Turismo de Valencia, pasando por profesionales de la gestión y la formación deportiva con proyección internacional, y hasta algún eminente abogado que gana casi todos los pleitos y se ha hecho con un nombre en ese escenario. Tampoco se olvidaron de la empresa privada y había hasta representantes de un fondo de inversión o de entidades financieras, completando el cuadro alguna empresa valenciana proveedora de esos grandes eventos y el Instituto Valenciano de Biomecánica, implantado ya en todos los sectores de materiales e instalaciones deportivas que precisan un rigor y una certificación de calidad, además de representantes del Consell Valenciá de l'Esport i de la Fundación Deportiva Municipal.

Reunir a toda esta gente y que no se arme un batiburrillo de inconcreciones variadas, en lugar del pretendido brainstorming o cascada de ideas, fue todo un éxito, porque salieron propuestas muy interesantes. De manera que déjenme que pelotee y felicite al propio concejal, Cristobal Grau, que estuvo al principio y no delegó, como es lo habitual en estas sesiones de corte técnico; al gerente de la FDM, Luis Cervera; a su director de actividades, Juan Mestre y al coordinador de la mesa, Ramón Llopis. De lo hablado y de las propuestas se las cuento otro día, que mi amigo Aleixandre no me da más espacio; lo necesita para el furbol.