Antes de cada nueva cita del Levante se proyectan en la pantalla de nuestra mente las vivencias referidas al equipo con quien le toca enfrentarse. En esta ocasión es el Mallorca y de él aparecen proyectadas de manera diversa algunas situaciones vividas:

Como las de cuando andábamos por nuestra segunda temporada como granotas, la 1959-60, y ascendió a Primera mientras el Levante de Marsal y Joseíto se quedó con las ganas.

Como las de cuando en su delantera brilló con luz propia a final de los años sesenta Ernesto Domínguez, el "galgo de Vallejo", mostrando sus cualidades de organizador y goleador. Acabó allí su carrera deportiva y lo hizo tan bien que le rindieron un homenaje montando un partido amistoso entre el Mallorca y el Manchester United.

Como las de cuando Franco agonizaba en noviembre de 1975 y el Levante empató a dos en el Luis Sitjar, su campo de entonces, en partido de liga de Tercera. En las filas mallorquinas debutó ese día Buyo, con 16 años y cedido por el Coruña, que estuvo desafortunado. Tanto que el entrenador local De la Torre confesó al final del encuentro que había sido un cobarde por alinearlo prematuramente obligado por presiones de su propio club.

Como las de cuando otras dos grandes figuras de la historia levantinista defendieron su camiseta: el poderoso interior Jenaro, a principios de los años setenta, y el formidable defensa Ballesteros, en el siglo XXI.

Como las de cuando el Levante lo eliminó de la Copa del Rey, ganándole dos a cero en la temporada 2003-04, y Jesule no dejó tocar balón a Eto'o en un partido que se jugó en el Ciudad de Valencia. Como las de cuando perdió en el único triunfo granota en el Ono Estadi. Por uno a dos en la temporada 2004-05 con goles de Sergio García y Jofre que remontaron el inicial de Luis García. Como las de cuando realizó un final de liga sorprendente en la misma temporada, la 2004-05, sumando los puntos suficientes para superar en la clasificación al Levante y mandarlo a Segunda. Sus propios seguidores debieron asombrarse disfrutando de tan inesperada y exitosa buena racha en las últimas jornadas del campeonato.

Todas ellas conforman un balance de vivencias y sensaciones ante el que no sabemos responder si nos cae bien o mal el Mallorca. Pero la cuestión en sí misma no nos preocupa demasiado. Porque nuestro interés está puesto hoy en los tres puntos en juego en el Ono Estadi. Si los futbolistas de García Plaza se comportan como en Cornellá-El Prat, donde espabilaron sólo al final, el Levante poco tiene que hacer. Pero si juegan como en Almería y Pamplona probablemente acabará esta noche de mal humor su acreditado entrenador, el elegante ex futbolista Michael Laudrup.