Lo barato suele salir caro, dice el tópico, y eso es lo que parece haberle ocurrido al Valencia con el estado del césped de Mestalla. Desde que el presidente, Manuel Llorente, decidiera prescindir de los servicios del ingeniero agrónomo que supervisaba el estado de los terrenos de juego en los últimos quince años, tanto del estadio como de la ciudad deportiva de Paterna, la salud de los campos ha ido de mal en peor. Nadie recuerda una imagen tan lamentable como la que presenta ahora la hierba de Mestalla, pese a que los actuales responsables de mantenimiento resembraran el césped hace sólo unas semanas y contrataran a un "equipo" de rapaces para disuadir a las aves urbanas de comerse las semillas. Un plan caro, y muy vistoso para los medios de comunicación, que, de momento, no ha tenido resultado.

El origen del calamitoso estado del césped viene del pasado verano, cuando se quemó por un supuesto exceso de abono. Fue el motivo por el que Llorente decidió prescindir del anterior responsable, Vicente Izquierdo, alegando recibir muchas presiones de los otros miembros de mantenimiento, dirigidos por Javier Sánchez, el único empleado del departamento de la época de Juan Soler que sobrevive en el club. Ahora es quien manda. "Ocurre como con el entrenador. Es mejor tirar a uno que a cinco", le argumentó el presidente al ingeniero, contratado por el Valencia en 1996. Su última petición había sido la compra de una segadora de corte vertical para Mestalla. Le fue denegada antes de ser despedido para evitar más gastos, pese a que el cortacésped requerido "disminuye los gastos a largo plazo", según expertos en la materia.

Semanas después, la hierba de Mestalla muestra un preocupante estado decadente, pese a que fue renovado totalmente en la temporada pasada. La última resiembra no ha calado. La superficie presenta muchas calvas. "De la misma manera que a nosotros se nos exige ganar partidos, nosotros exigimos que la hierba esté en buenas condiciones", aseguró el delantero Soldado tras el partido ante el Bursaspor.

Albelda reclamó a Llorente

Los jugadores señalan que, tras el resembrado, la hierba no se ha implantado suficientemente en la tierra, con lo que se suelta y provoca botes irregulares de la pelota y hundimiento de los tacos de las botas. Algunos, incluso, achacan a las malas condiciones del césped la plaga de lesiones musculares que aquejan al equipo ya que la queja se extiende a los terrenos de entrenamiento de Paterna. "No estaría de más que el club se gastara 300.000 euros de lo que el club ha ingresado de la UEFA por la Champions, en solucionar de una vez el problema", explica un futbolista. El miércoles, antes del partido, David Albeda, aún de paisano, saltó al campo, se agachó, palpó la hierba y, con gesto contrariado, se fue hacia el túnel para expresar su malestar a Llorente.

En las proximidades de la zona técnica que ocupa Unai Emery, el miércoles era muy visible la abundancia de arena por la falta de hierba, carencia que no pudo ser disimulada esta vez recurriendo a la pintura verde, como se hace en los partidos de liga, porque la UEFA lo prohíbe. Según el entrenador, "el club es consciente del problema y se está trabajando para solucionarlo. Poco a poco, el césped se va recuperando". El problema se extiende a los campos de la ciudad deportiva, donde los riesgos de lesiones se multiplican por el peor estado de la superficie.

La hierba vivió su esplendor con Tuzón

La hierba de Mestalla vivió su etapa de esplendor durante la época de la directiva de Arturo Tuzón, gracias a los cuidados del entonces vicepresidente, el horticultor Pepe Domingo. El empresario de La Punta convirtió aquel césped en la envidia de toda España y media Europa e incluso patentó la publicidad horizontal, pintada sobre la hierba, que la LFP no llegó a aprobar. Se puso en práctica, en plan experimental, durante un partido del Trofeo Naranja ante la sorpresa de los aficionados que acudieron aquella noche al estadio.