La semilla del valencianismo crece cada vez en más lugares del mundo. Es el fruto del trabajo de Next Generation, el departamento de la Fundació Valencia CF que trabaja en expandir la esencia del club por todo el planeta con la creación de escuelas de fútbol, donde aplica los mismos valores que en la Ciudad Deportiva de Paterna. De momento, ha plantado la bandera con el escudo del murciélago en cuatro continentes: Asia, África, Europa y Sudamérica, al margen de colaborar en actividades en el norte de Europa y en Estados Unidos. Un trabajo que no ha hecho más que empezar, vista la ambición con la que cuenta el grupo de técnicos que trabajan en esta aventura, dirigidos por Carlos Velera. A este paso, el espíritu valencianista se habrá expandido por medio mundo, al ritmo, o más alto, que siguen otros grandes clubes de Europa.

El Valencia cuenta con escuelas permanentes en Japón y Egipto, a la espera de abrir otra este verano en las Bermudas el próximo mes de agosto. Funcionan como auténticas sucursales de la Ciudad Deportiva. Pero su trabajo de expansión proviene, en gran parte, de los campus que organiza regularmente en otros países. Es el caso de Jamaica, Inglaterra e incluso en Estados Unidos. "Los métodos de enseñanza son lo mismos que en la escuela de Paterna. Estamos en contacto directo, y siempre se enseña lo último que se aplica en los equipos de de la Ciudad Deportiva. Realizamos informes de todos los chavales", explica José Bargues, uno de los técnicos del Valencia.

Japón es una de las grandes delegaciones del valencianismo del futuro. Allí cuenta con la escuela permanente de Kobe y con otras ocho con las que colabora, una de ellas en Osaka. La idea fue de un periodista japonés, que trabajaba de corresponsal en España. Se enamoró del Valencia. Creó la escuela en Kobe y los técnicos del Valencia supervisan la enseñanza. Los chavales han viajado a Valencia, incluso, a conocer a los futbolistas y visitar Mestalla. "Se han hecho valencianistas", asegura Bargues.

En El Cairo, el Valencia cuenta con otras dos factorías de futbolistas. El culpable es el empresario egipcio Ahmet Helmy, otro que quedó cautivado del funcionamiento del fútbol base del Valencia.