La ciudad de Madrid anda escocida con el Levante porque ha ganado en cuatro días a su Real y su Rayo. Estas dos victorias seguidas, que no estaban previstas en el guión de la liga, han dado pie a demostraciones de no saber perder. Una, por parte del entrenador del Real Madrid echando la culpa de la derrota de su equipo a las marrullerías granotas y a su jugador Kedhira por caer en ellas. Según él, según el Mourinho infalible, no tuvo errores de planteamiento ni de alineaciones. Porque él siempre tiene razón. Al mostrarse así una vez tras otra le animamos para que en su tiempo libre se ofrezca a interpretar el principal papel de una comedia de Carlos Arniches donde el protagonista se miraba al espejo y decía "¡Mecachis qué guapo soy!". Ni siquiera necesitaría preparar el papel.

La otra demostración de mal perder la dio el entrenador del Rayo Vallecano, José Ramón Sandoval. Se convirtió en un palmero de Mourinho y repitió su ofensivo discurso contra el Levante. A su parecer, aunque el equipo de Juan Ignacio Martínez había marcado dos goles como dos soles, la culpa de la derrota rayista del miércoles pasado se debió a las simulaciones marrulleras del rival. Suponemos que en esta jornada, en la que el Rayo de Sandoval visita al Madrid de Mourinho, el entrenador rayista habrá expresado al madridista agradecimiento por sus enseñanzas como hacía "el pequeño saltamontes" Kwai Chang Caine a su maestro Po en la recordada serie televisiva Kung Fu.

Oír y leer tantas quejas necias está empezando a cansarnos. Se está montando una leyenda negativa alrededor del Levante que no se puede consentir. No la merece y hay que ser muy poco deportista para acusar al equipo granota de ganar en mala lid. "Antes de mirar la paja en el ojo ajeno, mírate la viga en el propio", dijo Jesucristo en una de sus afirmaciones más afortunadas. Podían repasarla personajes como Mourinho y su palmero Sandoval, mirando lo que hacen sus jugadores, para llegar a un "mea culpa" por sus impresentables declaraciones. No solo contra el Levante como equipo sino también contra Ballesteros. Lleva cuatro temporadas de capitán levantinista exhibiendo una limpieza absoluta en el campo. Y en Madrid es el lugar, tanto en el Santiago Bernabeu como en Vallecas, donde más le ofenden llamándole "asesino" y acordándose de su madre. Por eso merece que esta tarde el Ciutat de Valencia le dé su apoyo más incondicional para compensar esos insultos que recibe en algunos desplazamientos, especialmente a la capital de España.

Todos los "granotas" le aplaudiremos cuando salga hoy al terreno de juego. Al gran Ballesteros y a sus compañeros de equipo para que noten como la afición les da alas frente al difícil Espanyol. En un encuentro que de ganar el Levante, como esperamos y deseamos, aumentará la manía que le tienen en ese grupo de malos perdedores que comandan Mourinho y su palmero Sandoval.