Los asistentes ayer al pabellón de la Fuente de San Luis tuvieron dos partidos por la misma entrada. Uno nefasto del Valencia BC en la primera mitad y otro notable en la segunda, sobre todo en el tercer acto, donde anotaron un espectacular 22-3 de parcial, para pasar del 40-55 del descanso al 62-58 del minuto 30. Una remontada que al final (77-71) fue suficiente para que el conjunto naranja continúa vivo en su objetivo de estar en la Copa del Rey. Una bola de partido salvada que rompe la racha negativa de cuatro derrotas consecutivas.

Advertidos estaban de que la victoria era vital, pero este equipo tiene un problema de concentración, de mentalización y lógicamente con esa actitud el marcador es implacable. La defensa (sic) no existió en la primera parte, sin personalizar en ningún jugador de los siete que utilizó Paco Olmos. Entre ellos, por fin, Víctor Claver, que reapareció tras su lesión y, como era de prever, estuvo falto de ritmo e intensidad. No fue el culpable del desbarajuste en el que se sumó el equipo, muy similar al que firmó en Valladolid.

Así se llegó al 18-28 del primer cuarto y al 40-55 con el que se fueron al descanso los jugadores, en medio de una grada exasperada tras la agresión que sufrió Rafa Martínez por parte del saltarín Washington que el trío arbitral no castigó. Ninguno de los tres fue capaz de ver el codazo.

Olmos y su bronca surtieron efecto. Los jugadores sacaron el manual, se dedicaron a defender como se les exige a estos profesionales y la remontada fue un hecho, como lo es también la preocupante irregularidad del grupo.