Lo más sencillo es decir que la anatomía es el destino. La anatomía del Barça ante al Espanyol presentaba un exceso de centrocampistas, una línea defensiva que a veces parecía un punto, y ausencia total de un delantero centro puro. Parecería, entonces, que el destino de este despropósito anatómico tendría que ser el naufragio. El destino fue el empate, que es casi un naufragio, pero lo cierto es que hay vida futbolística más allá de los dos puntos perdidos. Como en el Barça defienden pocos abajo, defienden todos arriba. Como no hay un delantero centro, Alves se hincha a dar centros de delantero. Y, en el medio, Iniesta, Xavi, Cesc, Busquets y Messi combinan como los melocotones y la nata. Puede que la anatomía sea el destino, pero el medio es el mensaje. El medio es la combinación, el toque, el pase, la paciencia, la técnica. Y ése es el mensaje de Guardiola. Es posible que Los Otros terminen ganando la Liga, pero el mensaje de Mourinho es ganar sin que importe lo que pasa en el medio. A Mourinho, como al director de una película porno, le interesan los gemidos, los fluidos y los primeros planos. Es decir, no le interesa el argumento, sino la física. Al Barça no sólo le van las caricias, sino que prefiere una buena historia de un punto a un polvo de tres puntos. Más química que física. El empate del Barça quizás sea anatómicamente merecido (a pesar de que hubo penalti en el área del Espanyol en la última jugada), pero lo importante es el mensaje. ¿Vieron la primera parte del Madrid-Granada? Pornografía pura. ¿Vieron el Espanyol-Barça? Erotismo. El Barça mima los medios, y Los Otros son yonquis de los fines. El sexo sin argumento lleva cinco puntos de ventaja al erotismo de autor. De acuerdo. Pero si Los Otros no ganan la Liga, a Mourinho no le quedará nada. Al Barça siempre le quedará el mensaje. Decía el director de cine (no porno) Win Wenders que la cámara es un arma contra la miseria de las cosas, es decir, contra su desaparición. Tenemos suerte de que las cámaras nos lleven el Barça a casa, porque sin las cámaras nadie creería que existe un equipo para el que el medio es el mensaje y que insiste en jugar al escondite con la anatomía.