A dos grados bajo cero, sobre el lago de Madonna di Campiglio, helado y preparado con mimo para la ocasión, Fernando Alonso y el resto del elenco de Ferrari y el equipo Ducati de MotoGP consumían las últimas horas de su semana en la estación invernal. Es una concentración de pretemporada, más de convivencia que de preparación, más de márqueting que de estrategia deportiva, pero en la casa del «cavallino» la ven muy necesaria. Mientras en monoplaza se afila en Maranello, en la nieve se sientan las bases para todo un año de viajes, reuniones y relaciones entre un nutrido grupo de personas que trotará de la mano por todo el mundo. Fortalecen alianzas, refuerzan amistades y preparan reuniones en las que la motivación es protagonista, con exigencias mutuas de trabajo hasta la extenuación y promesas de un año de vino y rosas.

En Madonna di Campiglio no se escatima. Ayuda mucho la tabaquera Phillip Morris y también el gobierno local, encantado de ver a la región del Trentino durante una semana en todos los noticieros. El cierre del viernes pasado fue épico, una imagen futuristas la del lago helado por la noche, invadido por una competición de autos descontrolados. Valentino Rossi ganó en el karting, Massa con los Fiat 500 y Fisichella en el esquí. Solo le colocó una décima a Fernando Alonso, cada año más rápido, que bajó con una espectacular peluca que algunos interpretaron como un homenaje al fallecido Marco Simoncelli. El piloto no terminó de aclarar la broma.

De momento, y hasta que la Fórmula 1 lance el Mundial, todo es felicidad en Ferrari. Promesas de un monoplaza ganador, pilotos hipermotivados y cifras espectaculares en la otra rama del negocio, la venta de coches. Stefano Domenicali dio en Madonna di Campiglio la primicia. «2011 ha sido el mejor año en ventas de la historia de Ferrari. Nuestra situación patrimonial es óptima». Los resultados del primero semestre ya apuntaban a récord (3.577 unidades vendidas) y, a falta de cifra oficial, el director de la Scuderia ya avanzó que lo habían logrado. La estimación es que habrán superado la barrera de los 7.000 coches vendidos.

Sin apenas entrenamientos

La buena salud financiera permite a Ferrari mantenerse musculosa en una Fórmula 1 que cada día carga con más recortes. Una de las viejas peticiones de la Scuderia es la ampliación de las jornadas permitidas de entrenamientos. «Es como si a Messi le dicen que no pude hacer nada entre partido y partido», se quejó Fernando Alonso estos días en Italia. La pista de Fiorano, junto a la fábrica, y ahora dedicada a las pruebas de los modelos de calle, siempre fue un valor de Ferrari a la hora de probar sus monoplazas.

La recortada F1 mantiene en cuatro las tandas de entrenamientos, pero solo tres serán antes de la temporada, reservándose la cuarta para mayo, a petición de los equipos, antes de iniciar el periplo europeo. Será en Mugello y así podrán corregir un mal inicio los que no acertasen a la primera.

A Fernando Alonso le tocan nada más que seis días de entrenamientos antes de verse al volante del nuevo coche en Australia, para la primera carrera del año. El Ferrari se presenta el 3 de febrero en Maranello y el turno del ovetense es para los días 9 y 10 en Jerez. Antes, lo habrá estrenado Felipe Massa. Entre el 21 y el 24, en Montmeló, le corresponden otras dos jornadas, aún por definir, y cerrará su cortísima preparación los días 2 y 4 de marzo, también en la pista catalana.

A pesar de que todos los equipos andan con la soga al cuello y recortan de donde pueden, a Ferrari le duele ver que su preparación se ve cortada por una limitación a los pruebas que nunca han entendido, por mucho que los costes se reduzcan.

Durante la semana pasada, entre cenas en refugios y charlas infinitas, la preparación física fue uno de los puntos fuertes. La Scuderia no descarta aprovechar los días sin pruebas en la pista para montar otra pequeña concentración física que, de llevarse a cabo, sería en España, en busca de un clima suave.