Kepler Laveran, 'Pepe', volvió a ser el centro de la polémica tras el pisotón en la mano de Lionel Messi en el transcurso del clásico entre Real Madrid y el Barcelona en el estadio Santiago Bernabéu.

La acción del defensa del Real Madrid viene a sumarse a un currículum muy poco brillante de reacciones violentas con el que ha contaminado su destacado rendimiento deportivo. Quienes le conocen hablan también de su valía personal, pero Pepe se ha empeñado en desmentirlo en cuanto pisa un terreno de juego.

Para las páginas más tristes del fútbol ha dejado más de una imagen, como cuando pateó al jugador del Getafe Casquero, tras cometer un penalti sobre él, durante un partido de Liga de la temporada 2008-2009. Entonces, el portugués acabó además propinando un puñetazo a otro rival, Albín.

Tras semejantes agresiones, Pepe ha dejado un rastro de juego duro y gestos antideportivos, como el corte de mangas que dedicó a la afición barcelonista tras el gol de Ronaldo en la última final de la Copa del Rey que acabó dando el título a los madridistas.

Centro de la polémica en los últimos enfrentamientos con el Barcelona, el pasado año se perdió parte de la ida de las semifinales de la Champions League y el encuentro de vuelta tras mostrarle el árbitro una polémica tarjeta roja por una entrada con Alves de por medio. Pero ni eso impidió que su juego brusco le colocase como diana de las iras de la afición azulgrana.

En cualquier caso, la peor cara de Pepe no solo aflora ante el gran rival del Real Madrid. El central blanco demostró una dureza extrema esta misma temporada en Valencia ante el levantinista Xavi Torres, al que zancadilleó y golpeó sin que el balón estuviese en juego.

Ahora, sin capacidad o voluntad para redimir sus acciones, y tras su alevoso pistotón sobre Messi, Pepe tiene muy difícil limpiar su imagen y, para su club, el Real Madrid, salpicado ya por sus arrebatos, una nueva agresión minaría gravemente su prestigio.