Casi cinco meses ha estado hibernando el Villarreal. Los jugadores amarillos parecían vivir en una nube, inconscientes de la fuerte crisis que atraviesa el equipo, la peor en sus 13 años en Primera División. La afición pidió la cabeza del entrenador Juan Carlos Garrido, la directiva se la dio, y a ellos parecía no afectarles nada. Pero las duras palabras del vicepresidente José Manuel Llaneza realizadas el pasado martes por fin les ha hecho despertarse de su letargo. Los futbolistas se han dado cuenta que el hecho de haber disputado esta campaña la Liga de Campeones no les exime de bajar a Segunda. Ha costado, pero la palabra descenso se ha introducido en el vocabulario de unos jugadores, que hasta ahora seguían pensando en que sus rivales directos son aquellos que luchan por las plazas europeas. Ahora ya no.

Los veteranos del equipo convocaron una reunión ayer por la mañana en el vestuario, antes del entrenamiento matinal, sin la presencia de ningún miembro del cuerpo técnico ni de la directiva. Durante 45 largos minutos han hablado sobre la necesidad de reaccionar y de dar un golpe sobre la mesa, pues sólo los jugadores tienen la solución para salir del abismo en el que se han metido. La realidad no pasa por Europa, pasa por la salvación.

"Todos sabemos que este año nuestro objetivo es salvarnos porque no damos para más. Estar penúltimos lo dice todo. Todo lo que sea hablar es positivo, sobre todo si es para llevar a cabo todo lo que hemos acordado", señaló tras la reunión el cancerbero Diego López, uno de los jugadores con más peso en el vestuario.

El portero cree que ya toca "encontrar soluciones" a esta crisis, y que eso pasa por "el trabajo, la humildad y la implicación" de todos los miembros de la plantilla.

El vestuario amarillo siempre ha presumido del buen ambiente que había en el equipo. Sin embargo, ante este tipo de situaciones críticas, Diego López ha pedido a los jugadores que es momento de sacar el carácter y dejen de ser los niños buenos del colegio. "Me gustaría que hubiera mucha más mala leche. Tenemos un vestuario muy joven, con buen ambiente, pero quizá nos haría falta un poco más de carácter. Vivimos una situación límite en la que deben salir los hombres de verdad", señalaba.

Y en ese aspecto los veteranos como Diego o como Ángel López tienen mucho que enseñar a los más jóvenes. Son ellos ahora los que deben asumir el mando y tirar de experiencia. Algunos, como el lateral grancanario, ya ha pasado por una situación similar con el Celta de Vigo, que acabó en Segunda, donde permanece. "Los que hemos vivido situaciones malas en el fútbol intentamos recordar y abrir los ojos a la gente que no lo ha vivido. Sólo así reaccionaremos y podremos salir de esta situación que a nadie nos gusta. Es importante reunirse porque hay gente que se viene abajo ante situaciones así", señaló. Y sin dar nombres, aunque a todos viene a la mente futbolistas como De Guzmán o Nilmar, el propio defensa reconoce que hay futbolistas que no están ofreciendo su máximo rendimiento porque anímicamente están destrozados. "Tenemos jugadores de gran calidad, pero como la situación es tensa no rinden a su mejor nivel. Hay que ganar como sea. Si se tiene que jugar mal para conseguirlo, pues lo haremos", advirtió Ángel López.