Uno de nuestros capítulos de "Memorias de un granota", lo titulamos: "Levante-Valencia: uno en la quiniela". Lo hicimos porque el Valencia, en las dos veces que visitó Vallejo, cayó derrotado por uno a cero y dos a uno. Cuando en 2004 ascendió el Levante en Chapín suspiramos por la continuación de su tradición victoriosa sobre el equipo xoto en el Ciutat. Pero no sucede como suspirábamos. Un empate a cero en 2005, con brillante parada de Palop a tiro de Jofre, mandó prácticamente al Levante a Segunda. Dos temporadas más tarde se produjo el único triunfo levantinista sobre el Valencia en el siglo XXI. Tuvo lugar en una jornada histórica con marcador de cuatro a dos a favor del conjunto granota que entrenaba Abel Resino. Una victoria que, de momento, acabó siendo excepción a la regla porque al año siguiente tuvo lugar la peor versión de estos derbys caseros. El Levante sufrió una indigna derrota bajando los brazos y permitiendo que el Valencia lo arrasara por uno a cinco. Quizá fue el día que más vergüenza hemos sentido de ser seguidores levantinistas, quizá.

Luego, en 2011, con ayuda arbitral y mucha fortuna el Valencia se apuntó dos nuevas victorias en el campo del Levante. Pero hoy no es partido de liga, es de Copa y la tercera vez que llega en esta competición el equipo valencianista de visitante al Ciutat. En las dos primeras, en 1984 y 1999, no hubo color pues separaban dos categorías a ambos equipos y ganó el Valencia sin demasiado esfuerzo. En esta ocasión lo hace también como claro favorito de ganar la eliminatoria. El resultado de cuatro a uno en el partido de ida, exagerado a favor del Valencia para lo que se vio en Mestalla, le permite visitar al Levante con suficiente renta para clasificarse a semifinales. Otra cosa sería si el partido de ida hubiera acabado tres a dos como pudo acabar. Variaría mucho el ambiente futbolero de esta noche en el Ciutat, ¡vaya si variaría! Pero como dijo el famoso torero "El Gallo": "lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible".

El cuatro a uno no se puede cambiar, supone una pesada losa difícil de levantar y adormece la rivalidad del derbi. Aunque no impida que soñemos con una épica y gloriosa remontada del Levante. Lo que sí es posible cambiar es el comportamiento de la policía nacional y que sea menos agresivo con la afición levantinista. Hechos tan censurables como los del domingo pasado cuando estaban los seguidores granotas recibiendo al equipo no se pueden justificar. Entre ellos el que nos contaron de un señor con su hijo pequeño recibiendo un trato vejatorio por parte de la policía. El partido, y puede ser culpa de los mandos al no molestarse en analizarlo, no era de alto riesgo. Venía el Zaragoza, pero no lo acompañaban más de un centenar de aficionados. No era como la temporada pasada cuando le acompañaron once mil al jugarse el descenso en el Ciutat.

Es una pena. Somos de los que pensamos que los policías, especialmente los nacionales a caballo, deberían ser siempre queridos y respetados como amigos de los ciudadanos. Pero a veces no es así y sigue vigente lo que decía el marqués de Leguineche a su hijo Luis José en la película Patrimonio nacional de 1981. En una escena en la que se cruzaban por la calle con un furgón policial escoltado por policías a caballo afirmaba mirándolo: "Acojonan, ¿eh?".

Desde entonces no ha cambiado demasiado el tema. Porque puntualmente nos siguen acojonando. Y eso no está bien, pero que nada bien.