El "penalti y expulsión" que habría dicho el inefable Rafa Guerrero, y que González González no atendió, va a servir para que desde Madrid se de nuevo alimento a la teoría del "villarrato" que es la mejor fórmula que existe para hacer olvidar el "virreinato" de cuarenta años. En el fútbol también se quiere hacer tabla rasa con su memoria histórica. Ya no existe el recuerdo del pobre Emilio Carlos Guruceta, pero tampoco en Madrid hay nadie que tenga memoria de los arbitrajes en Mestalla de Sánchez Ibáñez, Sánchez Ríos o Balsa Ron, por ejemplo, y a quién beneficiaron. Están en error quienes crean en Valencia que la importancia que se ha dado a lo sucedido en Mestalla con el guardameta del Barcelona, es apoyo moral, solidaridad con los perjudicados. Se trata simplemente de restar méritos al equipo que eliminó al Madrid. Gracias a lo sucedido, el Valencia ya no es un club de llorones como ha sido calificado cuando se ha sentido atropellado en el Santiago Bernabéu.Cuando algún valencianista, Albelda pongamos por caso, manifiesta que en el Bernabéu es imposible ganar, aunque haya habido actuación deficiente del árbitro, rayos y truenos caen sobre su cabeza.

Pero ahora es distinto. Ahora, el Valencia merece consuelo porque le han arrebatado la posibilidad de eliminar al Barça lo que habría sido satisfacción general en el vikinguismo.Convendría que en Valencia también se recapacitara sobre la tozuda realidad. Unai Emery tiene mucho mérito al conseguir que el equipo se clasifique para la Liga de Campeones pese a las pérdidas de Villa, Silva y Mata, ventas más que justificadas por razones económicas, pero no basta.Le tengo cierta simpatía al entrenador valencianista por el mero hecho de celebrar el cumpleaños el mismo día de noviembre. Pero me saca de mis casillas cada vez que compone una alineación inadecuada como sucedió en Genk, que costó la eliminación. Me pone de los nervios ver al Valencia como se proclama campeón del mundo del pase atrás, como si la corta presencia de José María Bakero hubiera dejado herencia. No soporto la monomanía del gilicorner que es lo menos apropiado cuando suben al remate Rami y Víctor Ruíz y están en el área delanteros como Soldado o Aduriz.

El gilicorner ha sido consecuencia de algún gol en la propia portería al perder la pelota y propiciar el contragolpe con la zaga desguarnecida.Alguien me explicará algún día las razones que justifican el retrasar el balón cuando muchas veces se está en situación atacante. Me gustaría que me convencieran de que es más práctico que rife el balón el guardameta, el único que no es especialista en el juego con los pies, en lugar de hacerlo un defensa. La más de las veces se opone en aprieto al portero y de vez en cuando se da un pase magnifico a un contrario para que se vaya hacia el gol.

Comprendo que Emery de ordenes durante al partido, pero no parece que sea efectivo estar gritando y gesticulando todo el tiempo cuando lo probable es que un jugador, a veinte metros y con cuarenta mil gargantas gritando, le pueda oír. Y lo probable es que no le quiera escuchar.El Valencia hará gran papel si se mantiene tercero y tenemos derecho a ilusionarnos con la Liga Europa. Si el Barça elimina al Valencia nos quedará el consuelo de haber sido reconfortados por el madridismo. Por una vez no nos han llamado llorones.