Tres estatuas, que dibujan la secuencia de un regate, saludarán la llegada del Valencia al Britannia Stadium, la casa del Stoke City. A sir Stanley Matthews (Stoke-on-Trent, 1915-2000), "el mago del regate", no se le podía homenajear con una simple escultura hierática. El tributo requería de una imagen en movimiento. Cada una de las figuras recuerda cada etapa del extremo diestro inglés. A los 20, los 30, los 40 años.

Matthews, el mejor futbolista de la historia para muchos de los que le vieron jugar, sí fue el jugador más longevo que ha tenido este deporte. Su padre, un barbero que había sido boxeador profesional, le inculcó desde pequeño la disciplina del deporte. También el valor del sacrificio, al tener que ayudar a la maltrecha economía familiar como obrero. Sobre esa base, su carrera se prolongó durante 34 años, dedicados a dos únicos clubes: con el Stoke City debutó en 1932, con 17 años. Su carrera fue interrumpida durante la Segunda Guerra Mundial, en la que la Real Fuerza Aérea le llama a filas. Incluso durante el paréntesis bélico no dejó de jugar a fútbol y disputó 29 partidos con el selección militar inglesa.

Acabada la contienda, en 1947, es traspasado al Blackpool por 11.000 libras. Su técnico, Joe Smith, le pregunta: "Con 32 años ¿piensas que nos podrás ayudar un par más?". Matthews jugará 379 partidos durante 14 temporadas, a máximo nivel, con el Blackpool. Sin capacidad para disputar títulos de liga, el veterano extremo emocionaba a los ingleses con sus regates y su humildad fuera del campo. Antes de la llegada de Di Stefano, Wilkes o Garrincha, y en el contexto de un fútbol primitivo y fotográfico, Matthews modernizó el "dribbling". Su técnica, muy básica, sigue siendo hoy el regate más efectivo: encarar lo máximo posible al contrario, amagar hacia adentro y recortar hacia afuera. Todo con el mismo pie. Por mucho que los defensores fueron conocedores de su regate, siempre caían en la trampa. Estudioso del juego, patentó unas botas más ligeras, con 200 gramos menos de peso, para potenciar un rendimiento que mejoró con una dieta vegetariana.

La presencia de Matthews en el Blackpool propició el nacimiento de uno de los primeros grupos organizados de aficionados, "The atomic boys". El único título de toda su trayectoria no llegó hasta la Copa de 1953. Fue una de las finales más bellas que ha albergado Wembley. A falta de 20 minutos, el Bolton Wanderers vencía por 1-3. Con 38 años, Matthews se volcó el equipo a sus espaldas y en tres jugadas individuales dio los tres pases para que Stan Mortensen completara la histórica remontada. A pesar de los tres goles de Mortensen, aquel encuentro se recuerda como "la final de Matthews". Las botas que calzó en aquella cita fueron subastadas, hace tan solo dos años, por 41.000 euros. No le fueron necesarios los títulos para gozar del reconocimiento popular e institucional. En 1956, con 41 años, ganó la primera edición del Balón de Oro por delante de Di Stefano y Kopa.

En 1961 regresó al Stoke City, que luchaba por no descender a Tercera. La vuelta del viejo ídolo, con el regate de siempre, hizo que los "Potters" resucitaran. La media de 8.000 espectadores se multiplicó hasta los 36.000 que se agolpaban en Victoria Ground -estadio del Stoke City hasta 1997-, solo por verle. El equipo se recuperó y acabó ascendiendo a Primera. En 1965, con 50 años y 5 días de edad , jugó su último encuentro, el número 697. Ese mismo año sería el primer futbolista en ser nombrado Caballero del Imperio Británico. En el año 2000, el futbolista que más resistió en un terreno de juego, sobrevivió pocas semanas a la muerte de su esposa Betty. Las cenizas de Matthews reposan desde entonces debajo del círculo central del césped del Britannia Stadium.