"Hay padres que se creen que su hijo tiene el talento de Messi, y en realidad es un jugador del montón". La frase es de un entrenador de un equipo de fútbol base que prefiere seguir en el anonimato. No lleva bien la relación con los padres de algunos de sus chavales, de categoría benjamín. "Normalmente, no pasa nada. Pero hay veces que más de un padre pierde los nervios y en vez de atacar al árbitro, que está muy mal, la toma con sus compañeros de equipo o con el entrenador", explica el técnico, acostumbrado a escuchar todo tipo de insultos. "Un día, el delantero suplente me dijo antes del partido que si no jugaba, su padre me pegaría una paliza. Era broma, pero sonó mal", recuerda otro técnico de un equipo de barrio de Valencia. "Conozco a uno que obliga a su hijo a hacer flexiones cuando llega a casa y luego ensaya remates en el pasillo de casa durante la tarde. Lo sé porque me lo cuenta el chaval", añade. "A veces te ríes, pero otras dan ganas de llorar".