Jugar de local es la condición que más gusta a los jugadores. Los futbolistas defienden que es como más cómodos se sienten. Pero el tópico lo rompen ahora los jugadores del Valencia. La relación con Mestalla, sostienen algunos, no atraviesa por su mejor momento. Los silbidos recibidos el domingo cuando en el marcador figuraba el 2-0 han desatado la caja de los truenos. Los jugadores confiesan que, aunque tratan de abstraerse, les afecta escuchar los murmullos y los silbidos de la grada, situación que se transforma en miedo por cometer un fallo. Y eso les agarrota y les hace más vulnerables.

La situación, por extraña, sorprende sobre todo a los jugadores visitantes. Así, Sergio Tejera cuando abandonaba Mestalla se mostraba «sorprendido». «Fue increíble escuchar como la afición silbaba al equipo con el 2-0 y cuando ellos van terceros. La situación del Valencia es envidiable y para nosotros las quisiéramos» , afirmaba. Lorenzo Serra Ferrer, propietario del Mallorca, respaldaba la reflexión de su jugador. «El ambiente era insoportable para jugar como local». Fernando Giner, consejero del Valencia, opta por la via intermedia. «Aceptamos la opinión del público pero no la compartimos».

Los jugadores del Valencia, desconcertados, se limitan a pedir públicamente el apoyo de la afición. «El público es soberano y es libre para mostrar su estado de ánimo. Nosotros deberíamos ser más fuertes y su comportamiento no nos debería influir tanto», reflexionaba Aduriz. Vicente Guaita, por su parte, apela a la «unión» para superar el bache en el que el Valencia está metido. «El mensaje es que siga la misma unión que hasta ahora, que no salgan dudas, que haya confianza entre todos que yo creo que estábamos haciendo muy bien las cosas. Seguimos terceros y tenemos que seguir siendo nosotros, con la misma unión y confianza», resalta.

No obstante, el enfado de la afición no es caprichoso. El Valencia vive inmerso en la contradicción entre ser el tercer clasificado de la Liga desde hace quince jornadas y el no ofrecer un juego que acredite esta posición. A ello, además se une el hecho de que, en los últimos partidos como local, no ha sabido cerrar los partidos. Para el Valencia, adelantarse en el marcador no es sinónimo de victoria. En la Liga, el equipo de Emery ha desaprovechado en ocho ocasiones ir por delante, lo que en puntos se traduce en 17 puntos. Y si se amplian las miras, en la temporada ha desaprovechado en once partidos esta situación. Eso irrita al aficionado. Emery, al acabar el partido, reconocía que se iba a casa con un «sabor amargo» y, ayer a través de su página oficial, pedía «estar unidos y mirar hacia delante para darle la vuelta a la situación y poner todos los esfuerzos en intentar que el equipo se mantenga sólido y con personalidad hasta el pitido final». «Lo que no podemos hacer es dudar y tenemos que creer en el trabajo y más pensando que el jueves tenemos un partido muy importante en Holanda». Un encuentro que arrancará con un 4-2 a favor.