El levantinismo vivió ayer otro momento de éxtasis en el Ciutat de València, otro más en una temporada gloriosa, repleta de emociones positivas. La acción tuvo como protagonista principal, de nuevo, a Rubén Suárez, el suplente de oro de la Liga española. El hijo del esportinguista Cundi se ha acostumbrado a salir por la puerta grande, pese a ser de los futbolistas del equipo que menos minutos juega. En su caso sí que se puede decir que es un tipo que aprovecha las oportunidades. Es la tercera vez esta temporada que Rubén soluciona un partido de la misma forma, con un zurdazo de falta directa inapelable, en el último instante. Esta vez no figuró como goleador en el acta. Tras estrellarse en el interior del poste, la pelota se paseó por la linea de gol y Xavi Torres la empujó a la red, suavemente, consciente de la importancia del momento.

El «gol» de Rubén sitúa al Levante UD, definitivamente, en la competencia por los puestos europeos . Asegurada prácticamente la permanencia y, con dos meses de competición por delante, nadie puede negarlo. Hay motivos para plantearse un nuevo reto en la historia del club. No se sabe cuándo volverá a disfrutar de una ocasión como esta.

Orriols acogió un partido de contrastes. Dos equipos en situaciones contrapuestas frente a frente, del que salió malparado el Villarreal y, más tarde, su entrenador, destituido de su puesto tras un paso fugaz por el banquillo. Mientras en Orriols son todo alegrías, en el Villarreal hay una gran preocupación. El equipo castellonense demostró su situación en el Ciutat de València: Jugó a impulsos, superado por los miedos lógicos de estar donde está, al borde del precipicio.

Con su mejor alineación posible, salvo la ausencia de Juanlu, a punto de reaparecer, el Levante UD recurrió obligado a su plan B. El equipo de JIM es un grupo perfilado para achicar a cualquiera en su campo, para debatir con todos los adversarios del mundo a partir de del oficio y la verticalidad de sus jugadores. Sin esa distinción, se convierte en un conjunto previsible. No está hecho para llevar la iniciativa. El entrenador del Villarreal consiguió su reto en la primera parte. Así que esta vez, de nuevo, el Levante UD se vio en el compromiso de tomar la iniciativa. Un «marrón» que superó con más solvencia del a esperada. Marcó el ritmo del juego e hizo lo que pudo para conquistar el área visitante, repleta de futbolistas amarillos cada vez que el balón se acercaba al radio de acción del portero. Hasta seis jugadores se juntaron en la linea del área para defender la posición.

El Villarreal dio muestras de su estado depresivo. Lo poco que jugó a fue a latigazos, sin que nadie se atreviera a tomar el mando. Su misión en Orriols fue especular. Que haya recuperado al veterano Marcos Senna para poner orden en su equipo es significativo.

Sin la opción de juntarse atrás para salir como una manada, el Levante UD optó por jugar más al fútbol. Lo que le permitió el ultraconservador plantamiento rival. Koné vivió, seguramente, el partido más incómodo desde au aterrizó en Valencia. Musacchio se le pegó como una lapa y siempre se incorporaba otro defensor para obstaculizar sus movimientos. Lo mismo le ocurrió a Ghezzal, otro velocista con las alas cortadas.

Con el centro del campo lleno de obstáculos, el Levante UD intentó avanzar por las bandas. Valdo consiguió armar el centro un par de veces, mientras Barkero se sintió perdido en el otro carril. Su fútbol se minimiza junto a la cal. Sólo pudo armar una vez el disparo con su potente zurda.

El Villarreal vivió el partido a la espera de alguna genialidad de sus delanteros. Pero tampoco encontró complacencia rival. Juanfran anuló a Nilmar, mientras Marcos Rubén se encontró a la imponente figura de Ballesteros cada vez que intentó cruzar la frontera. Si los dos equipos hubiesen jugado sin porteros, nadie lo habría advertido.

En un partido tan trabado, sin concesiones, JIM afinó en las jugadas de estrategia en el descanso. Su equipo se acercó realmente al gol al regresar al campo gracias a su ambición por ganar metros. El premio fue el lanzamiento de cuatro córneres consecutivos. Ahí tuvo Valdo la ocasión más clara parar marcar. Ballesteros le dejó el balón desde el segundo palo y el costaverdiano apuntó a la grada.

Definitivamente, el Levante UD se fue a por el gol. El Villarreal estuvo descolocado y dubitativo, sin saber como gestionar el juego. Mucho más voluntarioso fue el Levante UD, que por fin encontró algún resquicio por donde lanzar a Koné al remate. El costamarfileño llegó a un pase de Javi Venta y, ante los pies de Diego López, chutó alto.

Las emociones se concentraron en el último tramo del choque. JIM dio entrada a Rubén para oxigenar el juego, y después a Farinós, mientras Molina hacía cábalas para darle salida a la pelota. Consiguió dominar el partido en los últimos minutos y llegó a disfrutar de una ocasión, en un rebote. A continuación, se tiró tierra en los ojos con la expulsión de Marchena, que dejó a su equipo con diez por dos patadas con muy mala idea.

El Levante UD no se rindió. Emulando a Solskjær, el suplente de oro del Manchester United de finales de los 90, Rubén desatascó el partido en el último suspiro, elevando a Orriols a los cielos. Europa no está tan lejos.