Gerard S. Ferrando

valencia

?Las derrotas se analizan en los días posteriores al partido, pero se valoran, o se juzgan por parte de la grada, inmediatamente después de que el árbitro pite el final. Ayer, el Levante UD cayó en casa en un día en el que podía afianzarse en la cuarta plaza y empatar de paso a puntos con el Valencia. No se consiguió, pero no fue por falta de ganas, y de intentos, y eso la afición del Levante, tan acostumbrada al sufrimiento y los sinsabores en otras épocas, sabe reconocerlo tanto durante como después del partido.

La prueba fehaciente es que tanto al descanso, cuando ya se perdía por cero goles a uno, como al final del encuentro, con u contundente cero a dos en el luminoso, el equipo fue aplaudido y ovacionado a gritos de "Levante, Levante". La grada "granota" es consciente de que el equipo ya ha cumplido con el objetivo marcado cuando todavía quedan nueve jornadas por delante. Se ven disfrutando del final de liga mientras que otros, con mucho mayor presupuesto, se juegan la vida por eludir el descenso, y eso da una sensación de satisfacción y de gozo que les lleva, irremediablemente, al aplauso y a las alabanzas.

Ayer, el Ciutat de Valencia, tan callado en otras ocasiones, fue esa grada metida en el encuentro que todo equipo quiere tras de sí y que en no pocas ocasiones resulta decisiva a la hora de remontar partidos y conseguir puntos. Animó nada más encajar el primer gol, silbó de forma efusiva las incomprensibles decisiones de un colegiado, como tantos otros, bastante discreto en sus capacidades, y presionó a los rivales cuando estos tenían la pelota y agobiaban la portería defendida por Munúa.

Aplausos antes del choque

Todo parecía indicar que la tarde sería propicia para los aplausos y estos empezaron a escucharse antes de que el balón empezara a rodar. Y es que el speaker anunció la victoria por tres goles a uno del Levante femenino ante el Valencia y claro eso, a siete días del derbi en Mestalla, fue recibido como toda una premonición.

Ya con el partido en marcha, el estadio vivió una buena entrada pese a la tempranera hora y los aficionados se acabaron marchando con la sensación de que, al menos, se habría podido sacar un punto en esta jornada que, además, habría servido para superar al Valencia en la tabla en caso de haberles ganado el domingo.

El árbitro, muy criticado

Uno de los protagonistas del encuentro fue, desafortunadamente, el colegiado. Tal vez no influyó de forma decisiva en el resultado, pero sí que fue minando la moral del equipo, y de la grada, con sus decisiones erróneas, su criterio a la hora de pitar las faltas y también por no ver dos manos en el área del Osasuna que la afición reclamó con insistencia.