El Levante UD se chocó ayer contra una roca llamada Osasuna. Pese a su constancia en busca del gol, no hubo manera de desmontar el sistema que planteó el entrenador rival, José Luis Mendilíbar, un especialista en el arte del repliegue. Su equipo se llevó los tres puntos de Orriols de la misma forma que el Levante UD ha sumado algunos puntos esta temporada. Un portero muy acertado, una defensa férrea, bastante suerte y máxima rentabilidad atacante fueron las armas del equipo navarro, que se ha metido de pleno en la lucha por los puestos de la Liga de Campeones. El Levante UD, fuera de la Champions tras el triunfo del Málaga, promete seguir arriba hasta el final. Pese a la derrota, no dio señales de desfallecer ayer en Orriols, que valoró la entrega de su equipo con una emotiva despedida. La gente «granota» no ha perdido argumentos para soñar con el asalto de Mestalla, el próximo domingo, en el derbi más igualado de la historia.

Salvo los primeros veinte minutos y el tiempo de la basura, al Levante UD no hay nada que reprocharle. Orriols asistió a un tramo inicial muy sufrido. No están acostumbrados los aficionados a partidos como el que planteó el Osasuna desde el principio, un equipo disciplinado y trabajado, de un gran poderío físico. Rellenó el centro del campo con futbolistas de perfil defensivo —Raúl García actuó de mediopunta— y anuló la salida del balón del Levante UD, como si su entrenador, José Luis Mendilíbar, se hubiese pasado la semana estudiando por donde hacer daño al equipo relevación de la Liga. El técnico vasco logró su objetivo: Provocó el desconcierto en las lineas del Levante UD, sorprendentemente frágil en defensa durante muchos minutos. Iborra tuvo que bajar varias veces, muy enfadado, a pedir más concentración a sus compañeros. Onwu, el punta del Osasuna, un clon de Valdo en lo físico y en lo técnico, fijó a Ballesteros y a Cabral y dejó espacios para la entrada de su equipo por los costados. El exlevantinista Nino lo aprovechó para hacer daño, lo mismo que Raúl García, que probó a Munúa un par de veces. El Levante UD tardó en dar noticias en la elaboración del juego. Barkero tardó en ubicarse, mientras solo Koné, a la carrera, contrarrestó el empuje inicial de los navarros.

El Osasuna sacó renta a su dominio con el gol de Raúl García, muy listo al resolver un rechace con un zapatazo, de volea, ajustado al palo.

Como ha pasado otras veces, el Levante UD salió de su letargo en cuanto recibió un golpe. De nuevo, se creció con el paso de los minutos. Una vez dejó de obsesionarse en la búsqueda de Koné, y aprovechar otros recursos, se plantó en el área contraria con la decisión acostumbrada. Antes de que el equipo se rearmara, el costamarfileño dio un par de avisos serios. Las dos veces se revolvió, como un reptil, entre los centrales antes de buscar el disparo.

A partir de la media hora, ya no hubo nada que reprocharle al Levante UD, totalmente enchufado en busca del empate. Xavi torres recuperó el orden en el medio, Iborra conectó con Barkero y Ghezzal abarcó muchos metros, siempre en busca de un pasillo por donde aprovechar sus potentes zancadas. En un momento, el grupo de JIM acumuló suficientes ocasiones para alcanzar el empate. Lo buscó de todas las maneras. Con el disparo lejano, como Barkero, Iborra y Ghezzal, que pusieron en apuros a Andrés, uno de los guardametas más pujantes del campeonato. El peligro también llegó por las bandas. Valdo consiguió centrar hasta tres veces al centro del área, donde Koné remató una vez de cabeza, ajustado al larguero. Para entonces, el Osasuna había optado por encerrarse y olvidarse de otras aventuras.El Levante UD atacaba como un ciclón.

El Osasuna sólo ha perdido en los grandes santuarios —Santiago Bernabéu, Camp Nou y San Mamés. Se entiende por qué. Defensivamente, es una roca. Ya la pueden crear ocasiones, que cierra su portería con cemento. Resulta difícil de explicar por qué no entró el chut de Barkero, en la ocasión más clara antes del descanso.

Las ocasiones se sucedieron con la misma cadencia tras el descanso. Definitivamente, el Levante UD se volcó sobre el área rojilla en la segunda parte. El partido era suyo y solo suyo. Durante más de media hora, el equipo de JIM cercó el área rojilla, con muy mala fortuna a la hora del remate. Desaprovechar una ocasión clara ante un rival que no da concesiones, se paga muy caro. El Osasuna demostró entonces por qué está en lo alto de la clasificación.

Andrés, el poco mediático portero rival, truncó las ilusiones de Orriols cuando más cerca estuvo su equipo del gol. Salvó un tanto cantado de Barkero, que recogió un rechace tras otro valiente remate de cabeza de Xavi Torres. Cualquier otro día, posiblemente, la pelota hubiese terminado dentro de la portería.

JIM buscó soluciones ofensivas con la entrada de Rubén, un elemento más para intentar desestabilizar al Osasuna en la zona de contención. Pero ni siquiera esta vez se encontró con la posibilidad de marcar de falta. Mendilibar cuidó hasta este detalle. Ordenó a sus jugadores que no cometieran ninguna infracción cerca del área. El Levante UD continuó en el intento de empatar sin descanso. No hincó la rodilla hasta que el Osasuna se encontró con la ocasión perfecta para cerrar el partido. Nino fue el afortunado. Orriols, pese a la derrota, despidió a su equipo con cariño, consciente de que la derrota no fue una cuestión de falta de ambición. Hay motivos para ilusionarse con el derbi.