La derrota en Getafe confirma la tendencia autodestructiva del Valencia en los tres últimos meses de campeonato liguero. En ese tramo de 15 partidos, el equipo de Unai Emery solo ha logrado imponerse en cuatro ocasiones, arrancando cinco empates y cediendo seis derrotas. De 45 puntos posibles solo se han sumado 17 y se han marcado tantos goles como aquellos que se han recibido, 22. Una dinámica que lejos de detenerse, acelera su erosión con el curso de las semanas y que ha acabado por trastocar las perspectivas del club: de tener un cómodo colchón de puntos que habría bastado para sentenciar la tercera plaza, de haberse mantenido la regularidad del primer tramo de Liga, se ha pasado a tener amenazada la propia presencia en la Liga de Campeones, ante la pujanza de Málaga, Levante UD, Osasuna o Espanyol.

Más allá de los números, preocupan las sensaciones del Valencia, que no encadena dos victorias seguidas desde que ganase al Rayo Vallecano (1-2) y al Espanyol (2-1), a finales de noviembre del año pasado. En los encuentros del conjunto blanquinegro se ha repetido una constante que evidencia la debilidad anímica del grupo. De los 16 partidos en los que se han perdido puntos (ocho empates, ocho derrotas), en un total de 10 el Valencia empezó ganando y se dejó remontar.

Con el más mínimo estímulo en contra, el Valencia se bloquea y se derrumba, condenado por una alarmante falta de contundencia defensiva, acrecentada en los últimos minutos de cada partido. En cada derrota se ha puesto en duda abiertamente desde la capacidad del entrenador, Unai Emery, hasta la implicación y la actitud de los jugadores. Las remontadas en contra no son un fenómeno exclusivo de esta temporada, a pesar de que se hayan multiplicado, y es una tendencia que no ha abandonado la gestión de Emery desde que se hiciera cargo del equipo hace ya cuatro campañas, con independencia de la progresiva venta de jugadores «franquicia» como Villa, Silva y Mata. En este espacio de tiempo, al Valencia le han levantado un tanteo que le era favorable en 43 ocasiones. Varios de esos tropiezos costaron la permanencia del Valencia en Liga de Campeones (Schalke 04), Liga Europa (Dynamo de Kiev), Copa del Rey (Deportivo, Sevilla, Villarreal y Barcelona), así como la resolución de la Supercopa de España de 2008, primera cita de fuste del proyecto de Emery y donde el Real Madrid Madrid remontó con nueve jugadores un 0-1 en contra en la segunda mitad del partido de vuelta de la final.

Plantilla poco experta

La planificación de la plantilla, que ha ido rejuveneciéndose paulatinamente en los últimos años y abaratando su coste en un 20%, es otra de las causas potenciales de esta crisis. El equipo rebosa jugadores con proyección y futuro, como es el caso de Rami, Soldado, Jordi Alba, Canales o Banega, pero adolece de un contrapeso de veteranía, necesaria para gestionar internamente momentos de adversidad, como el actual, y para dotar colectivamente al bloque de experiencia y competitividad en partidos trascendentales, como el que confirmara la eliminación de la Liga de Campeones contra el Chelsea en Stamford Bridge. Si, en la última época triunfal, el equipo estaba poblado de referentes como Cañizares, Ayala, Djukic, Milla, Carboni, Baraja, o Angloma, los únicos jugadores que rebasan la treintena en la actual plantilla tienen, salvo Albelda, un rol secundario, en el campo y el vestuario: Bruno, Aduriz, Ricardo Costa y Miguel. Esa lenta regeneración en los referentes del plantel ha tenido episodios confusos en los años recientes, como la designación de los capitanes. Roberto Soldado, que cumple su segunda campaña en Mestalla, ha acabado por erigirse en el líder natural del Valencia.

Todo en el Valencia despide un aire de final de época, con la no renovación de Unai Emery asumida tácitamente por el club y su entorno. Sin embargo, aún está en juego la clasificación para la Liga de Campeones y la posibilidad de ganar un título (la Liga Europa), objetivos que vivirán esta semana un momento crucial, con los partidos contra el AZ Alkmaar y el derbi contra el Levante UD. La crisis deportiva se ha visto acompañada de la crispación generada por las palabras de Emery en las que cuestionó el exigente papel de la afición blanquinegra en los partidos de Mestalla, y que en la derrota contra el Zaragoza exigió responsabilidades a Manuel Llorente.

Soldado: «Toca estar juntos y jugar mejor al fútbol»

En plena crisis, el delantero y capitán del Valencia Roberto Soldado, arengó ayer a los aficionados en declaraciones difundidas por el club. Soldado manifestó su convicción de que el Valencia se recuperará y pidió el apoyo de los aficionados: «El valencianismo unido es muy grande, tenemos dos finales y hay que ganarlas. Vamos a salir de ésta, somos el Valencia. Somos un buen equipo y no debemos olvidarlo», señaló. Según el atacante, para salir de la situación actual toca estar «todos juntos y jugando mejor al fútbol», ya que considera que «no es un problema de 'mister', o de jugadores, o de afición o de medios». «Todos juntos formamos el valencianismo y las dos finales que hay por delante se sacan adelante arrimando todos el hombro. El valencianismo unido es muy grande y a todos nos gustaría jugar la Champions y avanzar en la Liga Europa a las semifinales. Ese es el objetivo por el que luchar juntos».

Soldado, fiel a su carácter ganador, afirmó que el equipo es consciente de que la situación es «muy complicada», pero ahora tienen «dos finales por delante, ante el Alkmaar y el Levante» que deben afrontarlas «con responsabilidad y sin miedo». v. c. t. /levante-emv valencia