El Barcelona salió ayer vivo del Ciutat de València y llega al clásico con el Madrid con depósito en el combustible. Pero por poco no lo cuenta. Pocas veces ha sufrido tanto para sumar la victoria como anoche en Orriols, donde su maquinaria estuvo a punto de gripar. EL Levante UD, tan respondón como de costumbreLevante UD ante los "grandes", se lo hizo pasar muy mal al grupo de Guardiola. Se puso en ventaja y no decayó hasta una acción estelar de Messi y el penalti triunfal que le otorgó Teixeira Vitienes, ya en el tramo final. En el mismo escenario donde se coronó campeón dos veces en la última década, el Barça estuvo a punto de sucumbir.

El Levante UD es capaz de hacer descarrilar a cualquier equipo en su estadio. Al mismísimo Barcelona, si hace falta.Con el mismo ideario con el que despachó al Real Madrid con una victoria heroica el pasado mes de octubre, el conjunto de JIM se plantó en el campo para rendirle recibimiento a los Xavi, Messi y compañía. Cerró filas, sobrepobló su campo de futbolistas y se encomendó a las galopadas de Koné para buscar la sorpresa.

La estrategia de JIM fue la misma que en aquella gloriosa noche de otoño. Barkero, el teórico enlace del equipo con Koné, se colocó de tercer central, de resorte en el segundo muro que plantó el Levante UD en su zona de contención. Alí se juntó con Iborra y Xavi Torres. Era lógico el tapón . Si hay alguna manera de parar al equipo de Guardiola es montando un atasco en el medio para limitar las ideas de Xavi.

Guardiola fue fiel a sus principios, Ya puede jugar ante el Milán que ante un equipo de Regional, que no se sale del 4-3-3. A base de paciencia, a toquecitos de medio metro, a la espera constante de una aparición de Messi, el Barça resuelve casi el cien por cien de sus partidos. Sólo había perdido dos encuentros —ante Getafe y Osasuna—, mientras que empató otros cuarto partidos. Que el Barça no gane un partido es noticia mundial.

El equipo de Guardiola fue de más a menos. Entró en el partido con la fuerza que se le exige, abriendo y cerrando el campo desde los pies de Xavi, titular pese a unas molestias. Ballesteros y Cabral le negaron al Barça cualquier rendija por el centro. El peligro llegó por las bandas. Pedrito encaró varias veces a Pedro López, en busca de la alianza con Messi. El argentino encontró dos veces una senda para penetrar en el área. Lo raro es que en ninguna sacó el genio que lleva dentro. Por la derecha, Juanfran tuvo faena con Alexis, la otra lanza de Guardiola para avanzar en diagonal.

El Levante UD aguantó un buen rato en la guarida, sin más obsesión que sacar el balón y enviarlo bien lejos. A Alboraia, si hacía falta. Munúa centró entonces todas las miradas. El meta uruguayo está en un estado pletórico. Respondió, con una habilidad felina a un remate de Pedro en un cara a cara. También atrapó dos lanzamientos de Messi, el futbolista de los récords imposibles.

El Levante UD tardó un buen rato en alcanzar el área contraria. Mascherano, Puyol y si no Adriano se encargaron de anular a Koné. Barkero fue el impulsor del juego "granota". El guipuzcoano multiplicó sus funciones. En medio del juego escultural que impone su equipo, aporta la calidad de un futbolista de primera fila. Orriols tiene la suerte de disfrutar de sus últimos años.

Con Ballesteros en plan imperial, el Levante UD aguantó el arranque frenético del Barça. El atrevimiento le dio premio al Levante UD antes de la media hora. No fue en una carrera de Koné, como apuntaba el guión. Iborra acudió al remate de un córner. La pelota dio en la mano de Busquets y el árbitro señaló penalti, ante el jolgorio de Orriols. Barkero, como no, acudió al lanzamiento, que resolvió con su habitual maestría.

La reacción del Barça no fue la esperada. En vez de acelerar, el conjunto de Guardiola bajó el ritmo, consciente quizá de que no era necesario. El Barça nunca tiene prisa en ganar los partidos.

El Levante UD recurrió a su fuerte personalidad para conservar su ventaja en el marcador. Hasta Botelho, con su apariencia de futbolista de papel, se atrevió a sortear contrarios y lanzar a Koné hacia Valdés. Pero el trabajo duro, pesado, fue de los de siempre. Ballesteros, Juanfran, Cabral, Xavi Torres e Iborra lideraron la defensa del Gol Alboraia.

Guardiola movió fichas tras el descanso. Tras el obligado cambio de Xavi, lesionado, por Cuenca, Pedro le dio el testigo a Iniesta, aplaudido allá donde va desde aquel histórico gol de Sudáfrica. Los dos refrescaron el juego del Barça, necesitado de aire fresco para lanzarse a por la remontada.

Pero el turno fue para Messi, el futbolista que se ha empeñado en ser comparado con el divino Maradona. Por algo será. El argentino retrasó su posición unos metros para salir con la pelota en dirección al área. Peligro seguro. Primero avisó con un eslalon imposible, antes de fabricar la jugada del empate. La acción está sacada del manual del argentino. ntró en diagonal, sorteó a un defenzsa y se apoyó en Cesc para armar el remate. La pelota entró como una bala, ajustada al palo izquierdo.

El gol espoleó al Barça, a Guardiola, a los integrantes del banquillo. Rota la muralla, la victoria era posible, pensaron. El caso es que el aspirante a la Liga abarcó todo el campo y obligó al Levante UD a sacar las piernas. Hasta que Ballesteros no salió al paso, Messi se marchó de cuatro defensas en la acción posterior.

Cualquier aficionado del Levante UD habría firmado entonces el empate. No hacerlo, era una locura. Las posibilidades atacantes de Koné y compañía quedaron anuladas por el Barça, tan activo en ataque como precavido en defensa. Lo que nadie esperaba es que el partido se decidiese en una jugada polémica. El juez de linea decretó que el empujón de Botelho sobre Cuenca era penalti. Riguroso o no, la cuestión es que Messi no perdonó y deja al Barça vivo en la lucha por la Liga.