Frío, lluvia y encerrados en un antiguo monasterio cisterciense de 1412 reconvertido en un lugar ideal para preparar una temporada que va a ser muy exigente. Pellegrino priorizó viajar a Marienfeld por el sol de Costa Rica, porque él prefiere trabajar con calma absoluta, fiel a su personalidad, sin distracciones. Al Flaco es difícil verle dar un grito en público, le encanta reflexionar y escuchar opiniones diferentes, de ahí que haya buscado un escenario ideal a su personalidad.

Para no perder esa tradición religiosa, en una de las recepciones del complejo hay un confesionario —utilizado actualmente para realizar conexiones por Internet— acompañado por un retrato del papa Benedicto XVI. Por allí se vio inicialmente a los técnicos Carlos Compagnucci y Gabriel Macaya, que tras ver cómo todo estaba en un orden perfecto, decidieron que ya podían pasar sus chicos.

Existe obsesión por tener controlados todos los detalles, sólo así se puede alcanzar la perfección, siempre con una gran dosis de trabajo. A pesar de que el diseño y las paredes del edificio se conservan desde la Edad Media, sí que con el paso de los años han ido incorporándose imágenes de fútbol, con una atención especial a los clubes, las selecciones y los técnicos que han pasado por el hotel Klosterpforte, dejando su sello. Una de las firmas que ya existen es la de Ricardo Costa, que pasó por el antiguo monasterio durante el Mundial de Alemania de 2006. De la religión al deporte rey. El nombre del Valencia se inscribirá a los del Bayern de Munich, Hamburgo, Oporto, Besiktas, Stuttgart, Ajax, así como varios clubes de Qatar. Unas de las fotos que más llamó la atención es la de Mourinho, que también tiene su retrato junto al resto de técnicos que han pasado por el centro, al que ya se va a añadir Mauricio Pellegrino.

Los 23 futbolistas del primer equipo, más los siete canteranos, ocuparon sus habitaciones individuales en el Sporthotel, que disponen todas las comodidades.

Nada más cruzar la puerta de entrada, los jugadores se encontraron con un futbolín. Éver Banega lo miró con atención mientras los fisioterapeutas se divertían jugando una partida, a la que se incorporó Mathieu. Después de marcar un gol le explicaron las normas que «rigen» en Valencia. En cada sitio hay variedades, aunque como él dijo, lo importante es marcar. Y a pesar de que su posición natural sobre el césped es la de lateral, Jeremy prefirió ocupar la posición de ataque. Las mesas de ping-pong también van a ser protagonistas, y ahí los valencianistas pueden elegir entre una que hay al aire libre junto a un lago natural o una interior.

Aunque ayer sólo les dio tiempo a ver parte de las instalaciones, los futbolistas después de trabajar, conocieron también la zona de aguas, que agradecieron después de una sesión exclusivamente física que se realizó bajo la lluvia. La sala de masajes, con sauna y baño turco, también va a ser utilizada, aunque no la pista de golf que también hay en lo que empezó siendo un monasterio y ahora se ha convertido en un complejo deportivo de primer nivel, donde Pellegrino quiere instaurar orden, trabajar y poner las semillas para un Valencia grande al que se le va a exigir mucho en una temporada que sólo ha empezado a dar sus primeros pasos.