Pocos creían en la posibilidad de que Holanda conquistara en Ecuador el título mundial de Llargues. Desde el 2000, con el subcampeonato en Valencia, los pelotaris holandeses no habían mostrado niveles de alta competición. Pero en Ibarra sus saques destrozaron a una selección valenciana que, tras eliminar a Bélgica se las prometía felices. Los jugadores frisones alzaban enloquecidos su trofeo de campeones. Es el título que los valencianos quieren recuperar la última semana de agosto. La final será el día 2 de septiembre, cerrando el Mundial, en Franeker, la capital pelotística de los Paises Bajos.

Más que un deporte

El juego de pelota se documenta en estas tierras desde el siglo XIV. De cómo se extendió por aquellos territorios todo son especulaciones. El juego a largo, con el actual sistema de "ratlles" aparece más especificado desde el siglo XVI. Un detalle, el lugar más emblemático de la pelota, en Franeker, donde se disputa anualmente el PC, ante más de diez mil espectadores cada primer domingo de agosto se alza junto una taberna alzada por los españoles que entonces dominaban aquellas tierras. Esa competición, una verdadera fiesta de exaltación nacional frisona, certifica que el juego de pelota es mucho más que un deporte en estas tierras. Monumentos en las calles a los pelotaris, un museo internacional, un mercado que explota los materiales y elementos del juego, todo rezuma cariño hacia un juego que se considera propio de la identidad de sus gentes.

La Federación holandesa prepara con esmero una competición que supera todo lo conocido. Los jugadores holandeses saben que, ante su público, están obligados a lo máximo. Expondrán al resto del mundo pelotístico su modalidad autóctona, jugada con pelotas de 35 gramos, sobre campos de hierba. Es una de las más queridas tradiciones de la CIJB en su propósito de "Unir en la Diversidad" Y su capacidad de organización. El Mundial aporta tres grandes novedades procedentes del One Wall, la nueva y esplendorosa modalidad que se abre paso de forma arrolladora: Irlanda, Inglaterra y Puerto Rico.

Negativos antecedentes

No han sido las tierras holandeses muy propicias a los pelotaris valencianos en las anteriores citas internacionales. En el primer europeo disputado en aquellas tierras, año 1997 los valencianos dirigidos por Alsina pasaron con más pena que gloria. Holanda conquistó el título Difícil adaptación al clima y la alimentación fueron, entre otras, la causa de aquella decepción que volvió a repetirse en el europeo de 2001, con Viñes de seleccionador en el que Holanda volvió a vencer de manera contundente: 10-3. Un año años no había hecho ni un juego en la final del Mundial frente a los valencianos. Pigat sabe de esa historia y confía en que, ahora puede revertirse.