El 18 de agosto arranca la temporada de fútbol en la Liga BBVA. Con permiso, eso sí, de trece clubes que se han plantado ante la patronal y exigen un reparto más equitativo de los derechos por televisión. La amenaza de huelga vuelve a planear, y ya van dos veranos consecutivos, sobre el campeonato español. No es el único frente abierto. A la queja de aficionados, clubes y medios de comunicación por los intempestivos horarios — Valencia CF y Levante UD se estrenan a las once de la noche—, se suma el misterio sobre qué cadenas ofrecerán los encuentros de esta primera jornada liguera. El conflicto por los derechos televisivos que se inició entre Mediapro y Canal Plus ha abierto una batalla legal que ha retrasado la fijación del calendario de liga a cinco días escasos para que Celta y Málaga levanten, el próximo sábado, a partir de las 19 horas, el telón de la campaña 2012-13. Un caótico panorama que nada tiene que ver con los modelos de reparto televisivo predominante en las grandes ligas europeas, caso de Italia, Francia, Alemania o Inglaterra.

El Calcio, la Bundesliga o la Premier fijan los horarios de los partidos y la adjudicación de las cesiones de televisión con meses de antelación. En España, por contra, laSexta sigue pujando a día de hoy por quedarse un partido en abierto. La mayoría de clubes, entre los que no se incluyen el Valencia CF y el Levante UD, hartos de lo que consideran una discriminación en favor de FC Barcelona y Real Madrid, han amenazado con un parón si el conflicto de los derechos no se soluciona con una distribución más equitativa.

La presencia de dos operadores televisivos como Mediapro y Canal Plus aseguraba en su día, según la LFP, la libre competencia. Sin embargo, ha degenerado en una enorme dependencia económica del fútbol español de los derechos audiovisuales. Algo, que con el paso del tiempo ha favorecido a los dos grandes colosos del fútbol español: Madrid y Barça. Obtienen un total muy suculento, 140 millones de euros cada uno por la cesión de derechos televisivos. El Valencia CF, que el año pasado se alineó con clubes rebeldes como Villarreal y Sevilla, finalmente se descolgó junto con el Atlético de Madrid para no salir tan desfavorecido. Ambos percibieron unos 42 millones. Clubes valencianos más modestos como el Levante o el Hércules apenas llegaron a los 12 millones de euros cada uno. La situación se complica para aquellos que tenían contrato con Mediapro, con una batalla legal en la que la mayoría de los acuerdos de la empresa han sido considerados nulos por la Comisión Nacional de la Competencia, por estimar que la duración superior a tres años de los contratos suponen una violación de la libre competencia.

Clubes como el Espanyol, Athletic, Real Sociedad o Zaragoza han buscado otra vía y se han pasado a Canal Plus, pero Mediapro dejó de pagar lo que les adeudaba.

Algunos, hartos de un sistema de reparto que no va en sintonía con las grandes ligas europeas, se han plantado este verano. Uno más. Son conocidos ya como los trece clubes rebeldes— Athletic de Bilbao, Atlético de Madrid, Betis, Celta, Espanyol, Getafe, Granada, Mallorca, Osasuna, Rayo Vallecano, Real Sociedad, Sevilla y Zaragoza— que se sienten discriminados y persiguen un cambio en la gestión de los derechos televisivos parecido al que predomina en la Premier, o en la Bundesliga, donde las diferencias entre el primer y el último clasificado es mínima. Donde se busca el beneficio común más que el individual. De hecho, la televisión ha tenido un papel decisivo en la historia de la liga inglesa, ya que el dinero que se obtiene de los derechos televisivos sirve para mantener un cierto nivel competitivo. La liga asignó los derechos de difusión a la cadena British Sky Broadcasting en 1992. Hasta hoy.

La Premier League vende sus derechos televisivos de forma colectiva, a diferencia de la española en la que cada club lo hace individualmente. El dinero se divide en tres partes: la mitad se reparte de manera equitativa; un cuarto es entregado en un sistema de méritos por la posición final anual en la liga pero equilibrada. El ingreso total proveniente de los derechos televisivos a países extranjeros se divide de manera equitativa entre los veinte clubes. La diferencia entre el que más ingresa y el que menos no supera los 25 millones. En España, Madrid y Barça se embolsaron 140 millones el año pasado, el Rayo Vallecano sólo 14. Diferencias abismales que han abocado a una liga bipolar, donde la competitividad va ligada al nivel de ingresos televisivos. Los fichajes millonarios quedan sólo al alcance de los dos grandes, y poco más, mermando la calidad final del torneo español, en el que las desigualdades se acrecientan en las últimas temporadas.

Francia también equilibra

El equilibrio que busca la Premier no es una excepción. La Ligue1 francesa comercializa directamente los partidos tanto a nivel nacional como internacional. De los 698 millones de ingresos, la mitad se reparten equitativamente, un treinta por ciento se divide entre los clubes según la clasificación y otro 20 según las retransmisiones. La Liga alemana funciona de forma parecida. Su sistema de reparto de dinero es el más igualitario. Entre el Borussia Dortmund y Bayern Munich, grandes dominadores del campeonato alemán la última campaña y el Colonia o Kaisserslautern, colistas, sólo les separan catorce millones en cuanto a ingresos. En Italia, la diferencia entre el que más cobró —Juventus de Turín— y el que menos —Cesena— es de 55 millones. Nada que ver con España.