"¿Nos vuelven a pegar palos y a vernos incómodos? Me gusta, estamos de vuelta". Así se refería David Albelda ayer, en su Twitter, a las críticas que, desde un sector de la prensa deportiva estatal, el Valencia había recibido por el dispositivo defensivo con el que logró frenar al Real Madrid en el Santiago Bernabéu el pasado domingo. Un solo partido ha servido para comprobar el cambio de estilo del equipo blanquinegro, en la transición de Unai Emery a Mauricio Pellegrino.

Un cambio que, en realidad, supone un intento por regresar a la esencia del Valencia de principios del siglo XXI, el que alcanzara los títulos y cimentase su identidad a partir de la fortaleza defensiva. El partido cargó con todos los matices de un estreno liguero, con el escaso rodaje táctico con la inclusión de varios fichajes en el once inicial o la falta de frescura física, típica de estas alturas de curso y que estuvo acompañada por la alta temperatura y el condicionante de visitar al Real Madrid. Así se vio en la ejecución del plan de Pellegrino: el equipo concedió en el tramo final excesivas ocasiones y solo las actuaciones de un inspirado Diego Alves evitaron la derrota.

Pero fue en el dibujo táctico y en la actitud en la que se percibió la vuelta a los orígenes. El equipo, a diferencia de la etapa con Emery, no salió a presionar tan arriba y las dos líneas de cuatro jugadores, en defensa y la medular, se desgastaron en esfuerzo físico y en ayudas: Gago con los centrales, o Feghouli y Guardado con los laterales. En un conjunto como el Real Madrid, que tiene entre sus filas a parte de los mejores solistas del planeta, el Valencia aguantó el tipo en los duelos individuales. En uno de los más esperados, João Pereira contuvo a Cristiano Ronaldo. La estrella portuguesa solo pudo chutar con verdadero peligro una sola vez, a los pocos minutos de empezar el choque. Una de las obsesiones del nuevo Valencia es evitar que los partidos acaben siendo de ida y vuelta, con alternativas en el marcador e irregularidad en el juego, una tendencia que se acrecentó en la última temporada de Emery.

Guiado por Gago, con el balón en los pies el Valencia imprimió el ritmo que más le interesaba al partido. Sobre todo en la primera mitad, en la que aguantó la posesión en campo madridista, con un toque más pausado y elaborado.

Jonas da un paso adelante

En un equipo obligado por imperativo financiero en los últimos años a vender en los últimos años a sus mejores futbolistas, en este Valencia empiezan a emerger en el césped nuevas jerarquías. A la dirección de juego que se espera de Gago y la sabida referencia de Roberto Soldado en ataque, cabe destacar la consolidación de Jonas Gonçalves, llamado a ser, si mejora su regularidad, uno de los jugadores más desequilibrantes del equipo, a la espera de la recuperación definitiva de Sergio Canales. Llegado a precio de saldo (1'2 millones de traspaso) a mitad de la campaña 2010/2011, ha amortizado con creces su incorporación. Muy pronto venció el escepticismo que despertó su fichaje, al no haber salido hasta los 27 años del campeonato brasileño ni ser convocado, hasta un mes después de su fichaje por el Valencia, con la selección "canarinha". Ha destacado como segundo punta, posición en la que ha conectado a la perfección con Soldado y en la que ha servido 12 asistencias en 51 partidos oficiales. De cara a gol, su progreso es constante. Marcó en el Bernabéu, en su único disparo a puerta y fue el valencianista más inspirado en la pretemporada. Sigue de esa manera con la puntería demostrada en el curso anterior, en el que marcó 19 goles en las cuatro competiciones que jugó el equipo blanquinegro.

A la espera de Pablo y del lateral zurdo

La recta final del mercado estival se presenta activa en el Valencia. En esta semana puede haber novedades significativas respecto a la llegada de un lateral izquierdo, ansiado por Pellegrino todo el verano, y también del futuro de Pablo Hernández, que no esconde su intención de marcharse al Swansea galés. El Valencia continúa negociando con el Olympique de Lyon para cerrar el fichaje del lateral francés Aly Cissokho. El club galo, avalado por la fama de duro negociador de su presidente Jean-Michel Aulas, se niega a aceptar una cesión, fórmula por la que habría preguntado el Valencia ante las altas pretensiones (8 millones de euros) de cara a un traspaso.

Por su parte, Pablo se reunió ayer con sus agentes, en espera de que el Swansea pueda subir la oferta inicial, de cinco millones, rechazada por el Valencia. El jugador, que fue uno de los descartes de la convocatoria final contra el Madrid, ya coincidió con Michael Laudrup, técnico del conjunto revelación de la Premier, en la temporada que estuvo cedido en el Getafe. v. c. t. valencia