Después de un partido de máxima tensión, de tener que esperar incluso para que le dieran una silla en la rueda de prensa, y de vivir, por primera vez, las traducciones simultanea al inglés, Juan Ignacio Martínez estaba «contento por la afición. Aún así, el técnico insistía en mantener la calma, ante todo: «No tenemos que perder la perspectiva ni nuestro origen que es la humildad». Eso sí, reconocía que era un «buen resultado ante un rival que se nos ha puesto a veces cerca del uno a uno, pero la calidad de nuestros jugadores ha hecho el cero a dos y ha sido un mazazo para ellos».

El auténtico creador de este «JIM team» prefiere se prudente: «es un paso de gigante, pero no debemos menospreciar nunca al rival.». Sobre el once, en el que hubo algunas variaciones, dijo que buscó ser «más ofensivo con Barkero y Míchel». Y tan solo lamentó la lesión de Nikos: «El lateral izquierdo parece que está gafado. Perdimos a Juanfran y ahora Nikos tiene un fuerte esguince y eso son hándicaps para nosotros». Preguntado por cómo había vivido todo dijo: «es un sentimiento que es lo que hemos transmitido en el vestuario. Es un día muy especial para el levantinismo y me quedo con una frase del presidente de honor, Fenollosa que ha dicho que era el día más feliz desde su comunión».

Otro presidente, Quico Catalán, era también un hombre my feliz: «Me acuerdo de muchos. De mi abuelo, de mi mujer, mis hermanas y mis hijos y de varios consejeros que no han podido estar y de toda la afición que seguro que es muy feliz. La historia de este club merecía estas alegrías».