?Alberto Soldado

La final del individual de Escala i Corda es la partida que une a las gentes de este deporte, tan variado, tan rico, tan diverso, y por ello mismo, tan singularmente apasionante. El duelo entre Soro III y Santi tenía un pronóstico decantado hacia el pelotari de l'Horta, un resto consagrado que aspiraba por tercera vez consecutiva a coronarse campeón frente a un mitger, que, valiente como es, se planteó un reto nada fácil para un jugador de sus características. Y a pesar de ese pronóstico, y de los antecedentes de la liguilla previa, con el 60-20 en Massamagrell, fueron muchos los aficionados que se acercaron a la instalación, la única en una Ciutat que, por las trazas, acabará pareciendo un pueblo fantasma de aquellos que nos mostraban en las películas del oeste del desierto de Almería. No sé si no valdrá la pena olvidarse de este trinquete incluso para estas finales, por aquello de no alterar el ánimo en días tan señalados y tan propicios para la alegría y la paz.

Acudir a la final del Individual es una de esas obligaciones que impone la religión de la pelota. Los musulmanes deben ir una vez en su vida a La Meca y los buenos cristianos están obligados a confesar una vez al año, según nos decían. Pues en la pelota, hay que ir a la final del Individual, salvo causa de fuerza mayor. Incluso vimos a ex-presidentes como Sedeño y Víctor Iñurria, además de otras viejas glorias deportivas, políticas, empresariales y manifessers diversos.

Pero vayamos al grano, por poco que haya que contar en materia deportiva. La victoria de Soro III fue incontestable. De principio a fin llevó la iniciativa y salvo en un juego, con el 40 a 15 en el que Santi lo bordó en el resto con varias devoluciones imposibles, incluída una palma d'esquerre al aire propia de Genovés, y que sirvió para anotar uno de los dos juegos ganados por el de Finestrat, lo demás fue una continuada demostración de fuerzas del nieto del Tio Pena. Resulta que el de Massamagrell posee una poderosa pegada, de las que hacen daño, mucho daño. Seguro que Santi regresó ayer a Finestrat más preocupado por alguna de sus manos que por la propia derrota. No le vamos a exigir a Soro III que además de esa endiablada pegada tenga criterio porque sería, como recordaba un veterano empresario que por su aspecto bigotudo creemos llegado de las entrañas de México, sería pedir la resurrección deportiva de Genovés. Soro III tiene su personalidad: levanta obuses, y lanza obuses; tiene buen juego al aire y ha mejorado notablemente su izquierda como dejó sobradamente demostrado ayer. Y tiene hoy madurez y templanza para no perder la compostura aún después de la comentada demostración de Santi. Resumiendo: es un dignísimo campeón, para gozo de su linaje y de la afición. Uno recordaba hoy las palabras de su tío Manolo una tarde parda y fría de invierno cuando debutó en partida grande en Pelayo: "Este xiquet serà campió", dijo hace ya un montón de años. Eso es saber de pelota y lo demás, pura poesía. Recibió el segundo de los besos que repartió Quico tras la victoria: el primero para su padre, el segundo para su tío Manolo y el tercero para su tío Batiste, antes de subirse a las gradas para repartir emociones a las féminas de la familia. Quico merece este exitazo por haber demostrado un empeño especial en ser el mejor, por no haber renunciado nunca a pelear por sus sueños. Ayer, en este dignísimo escenario, el mejor para un deporte que no renuncia ni a su pasado ni a su futuro, se escribió una página de las que pueden hacer historia por inaugurar una nueva era.

Soro III: "Lo dedico a los que nunca fallan"

Quico atiende a Levante-Emv con su habitual simpatía: "quiero dedicar el triunfo a mi familia, a los que, "encara que la tiren per baix, mai fallen"". Tuvo palabras para sus compañeros pelotaris que le han ayudado en su preparación para esta partida: a Puchol II y a Javi de Massalfassar. "Y para mi preparador físico Pepe Martí y todos mis amigos que han querido acompañarme en este día tan especial para mí". El nuevo campeón de Escala i Corda recibió el trofeo de manos del conseller Serafín Castellano que estuvo acompañado en el palco por el presidente de la Federación, Daniel Sanjuán, por el alcalde de Moncada, Juanjo Medina, por José María Catalunya y por Fredi. En las gradas vimos al alcalde de Massamagrell, pueblo del campeón, y diputado de deportes, Miguel Bailach, un entusiasta de este deporte. A. S. valencia