José Mourinho ya lo ha sido todo en el mundo del fútbol. Como él mismo recuerda, ha ganado campeonatos en las tres ligas más potentes de Europa: Inglaterra, Italia y España. Ha levantado la Champions con el Oporto y el Inter y ha batido toda clase de récords, con equipos a los que transmite su mentalidad ambiciosa, tan obsesionada con la victoria. Incluso, Mou ha satisfecho en la pasada temporada su anhelo más íntimo, como es el de destronar en la Liga al Barcelona, club en el que dio sus primeros pasos como traductor, en el que no pudo triunfar y con el que mantendrá una rivalidad visceral.

La felicidad de "The Special One", al contrario de lo que pueda parecer, no es del todo plena. Una punzada de insatisfacción le recorre el cuerpo cuando le viene a la mente la imagen del Ciutat de València, la casa del Levante UD. El estadio "granota" es para el técnico de Setúbal como aquella Galia inexpugnable de Asterix y Obelix que resistía al Imperio Romano, el único recóndito rincón de la Liga española en el que no ha podido vencer desde que es entrenador madridista. El resto de recintos han caído, antes o después, pero en sus últimas dos comparecencias en Orriols el Real Madrid no sólo no ha logrado vencer sino que además se ha quedado sin marcar un solo gol.

El primer enfrentamiento fue el 25 de septiembre, en la quinta jornada del campeonato 2010-11. El Levante UD de Luis García Plaza, a pesar de su mal inicio de torneo, se multiplicó en defensa para dejar la portería a cero. Un año más tarde, en la cuarta fecha del calendario, un punterazo de Arouna Koné puso por delante a los de JIM. El Madrid se estrelló contra la muralla defensiva azulgrana sin crear apenas ocasiones. Para colmo, Ballesteros le ganó un esprint a Cristiano Ronaldo en el minuto 90 de encuentro. Mourinho no pudo esconder su amargura y responsabilizó de la derrota a su centrocampista Sami Khedira, expulsado en la primera mitad al participar en un tángana y empujar a Ballesteros: "Los jugadores del Levante UD saben provocar y perder tiempo, que también es fútbol y en ese ambiente nuestros futbolistas no están a gusto. Hizo su juego, hizo bien lo que sabía hacer y tuvo el "feeling" de que lo podía hacer", aseguró el extécnico del Chelsea.

Definitivamente cualquier recuerdo del Ciutat de València resulta ingrato para Mourinho. Meses antes, en enero de 2011, el Real Madrid visitaba al Levante UD en el encuentro de vuelta de los octavos de final de Copa, sentenciados tras el humillante 8-0 de la ida. En tiempo de descanso cuentan que Ballesteros, ausente por decisión técnica, zarandeó a Mourinho reclamándole "respeto", al alinear a varios de sus mejores jugadores a pesar de la intrascendencia de un envite que, por cierto, ganó 2-0 el Levante UD.

Un abismo separa a ambos clubes, en cualquier orden, ya sea deportivo, económico y social. El sueldo de Cristiano Ronaldo (13 millones) serviría para pagar todas las fichas y primas de la plantilla de JIM. El Levante UD parece un átomo en medio de la inmensidad oceánica de la entidad madridista, la institución más rica y famosa del planeta. Sin embargo, en cada duelo en el Ciutat de València, las distancias entre merengues y granotas, separados por sólo tres puntos de distancia en este curso, se estrechan con las virtudes que igualan a todos los equipos: esfuerzo, disciplina, motivación...

Seguro que Mourinho lo tendrá en cuenta este domingo. Orriols es su único sueño prohibido.