­Manuel Llorente comparecía con rostro serio y voz apagada en la sala de prensa de Mestalla, una hora y media después de acabar el encuentro contra la Real Sociedad para anunciar la primera destitución desde que es presidente valencianista. Con la destitución de Pellegrino, Llorente asumía un revés personal, ya que fue una apuesta suya, la elección de un entrenador novel, del que se tenía un grato recuerdo de su etapa como jugador.

Arropado por su consejo de administración y por el director deportivo, Braulio Vázquez, Llorente afirmó que tomó la «dolorosa» decisión desde la «responsabilidad» que le exige su cargo, y en ella se escudó para referirse a los abucheos del público, que por primera vez en su mandato llegó a pedir su dimisión. Una hipótesis que no quiso valorar a fondo, si bien reconoció que no «esperaba» que esos gritos llegasen «tan pronto». «Los abucheos no van a dirigirse a otra persona que no sea yo, que soy el máximo responsable del club», añadió.

«Toca asumir la responsabilidad de la decisión. Me siento responsable de la situación en la que estamos», insistía Llorente. El presidente afirmó que la figura del entrenador no había sido cuestionada hasta la fecha pero que había una preocupación «por cómo veíamos que iba el equipo fuera de casa».

El presidente manifestó su «comprensión» hacia la opinión manifestada por un amplio sector de la grada, con cánticos como «Llorente vete ya» y «Llorente canalla, fuera de Mestalla». «La afición se sentía mal y yo también estaba mal. No solo estamos así por Mauricio Pellegrino. Todos los que estamos aquí empezando por mi tenemos esa responsabilidad». Llorente aludió a que al actual consejo de administración le queda una temporada y media de mandato cuando se le preguntó si tenía pensado, a medio o largo plazo, presentar su renuncia: «Nuestro objetivo es que el equipo alcance posiciones de Liga de Campeones y eso nos ha obligado a tomar este tipo de decisiones», indicó.

Por último, Llorente descartó que el despido de Pellegrino fuera una decisión tomada «en caliente», empujada por la crispación que expresó la afición, palabras que ratificó Braulio.

Pellegrino se veía con ganas

Mientras la directiva debatía su posterior despido, Mauricio Pellegrino manifestó por delante tenía «un desafío» que estaba «dispuesto a afrontar». El técnico, el único que no fue culpado por los aficionados, salió en defensa de Llorente y de los jugadores, al afirmar que a pesar de la «dolorosa» derrota, «los valencianistas de corazón nos deben apoyar, y que no sean sólo aficionados para criticar y sacar el pañuelo en los momentos difíciles». También hay que querer a tu equipo en los momentos difíciles. Esto puede cambiar y para ello vamos a trabajar».