El patronato del Valencia que preside Federico Varona ha ganado un mes para trabajar en la composición del nuevo consejo de administración. Pero pese a que su perfil se antoja alejado de lo que había sido hasta ahora el gobierno valencianista (el manido «más de lo mismo»), poco han tardado en adoptar una de las características casi ancestrales de quienes están al mando: su capacidad para dividirse, discrepar y enfrentarse en tiempo récord. Eso ya pasó con el primer consejo de Arturo Tuzón, aún fue peor con el de Paco Roig y no ha dejado de ocurrir con los siguientes mandatarios.

La idea ayer mismo que se dejaba traslucir era formar un gobierno del club ligado directamente al patronato, con el claro objetivo de formar un gobierno centralizado y bien definido, con un consejo de administración formado, básicamente, por los mismos patronos. La Generalitat Valenciana, y por ende la Fundación, no quiere un Valencia con dos cabezas. Pero estas ideas se desmoronan rápidamente cuando desde el patronato se reconoce que Federico Varona quiere una democratización rápida de la entidad. Un paso del todo a la nada en tiempo récord, con los riesgos que eso puede conllevar.

Los nombres de las personas que completarán el órgano rector del Valencia no han trascendido, pero la Fundación baraja gente que ha estado ligada al club por distintos brazos. No hay intención de recuperar a expresidentes y exconsejeros de anteriores gestiones „los nombres de Jaume Ortí y Pedro Cortés siempre están en las quinielas„, pero sí de contar con personas que han tenido peso en la historia moderna del valencianismo. Exfutbolistas como Amedeo Carboni, Rubén Baraja, Santiago Cañizares son algunos de los que suenan en el entorno del Valencia para reforzar el gobierno del Valencia. A algunos ya se les ofreció ser patronos, pero renunciaron.

En el caso del exdefensa italiano, se valora su experiencia como director deportivo y su paso por clubes como el Inter de Milan, donde fue uno de los más estrechos colaboradores del entrenador Rafa Benítez. Está bien visto, además, en la esfera política. También se ha dejado caer el nombre de Vicente Casado.

Así, por un lado se transmite la idea de formar un consejo «potente y profesional», con el mismo perfil que refleja el nuevo patronato y por otro se deja la puerta abierta a que, a corto plazo, pueda ser presidente, alguien que hable un idioma totalmente distinto a la Fundació. Por ejemplo, que contempla la venta del club, mientras que la Fundació sólo piensa en renogociar la deuda con Bankia. Como puede comprobarse, un galimatías.