El desastroso partido que ofreció el Levante el pasado sábado ante el Deportivo tuvo mayor grado de decepción por insospechado. No tiene demasiado sentido que un equipo que había ganado dos jornadas antes meritoriamente al poderoso Sevilla y había resistido en la siguiente al Real Madrid en el Santiago Bernabéu hasta siete minutos del final se desmoronara de la manera que lo hizo. Nos cuesta recordar haber presenciado un encuentro en casa más decepcionante en nuestra vida granota. Sólo aparecen en el horizonte de la memoria un contundente uno a seis frente al Elche - aunque se jugó el partido en Albacete por cierre del Nou Estadi - de la jornada final de la temporada 1981-82, un dos a cinco frente al Eldense también en la jornada final de la temporada 1987-88 y un uno a cinco frente al Valencia en la penúltima jornada de la temporada 2007-08. Tres partidos en los que sentimos vergüenza como levantinistas y a los que hemos de añadir el del sábado pasado.

Pero el fútbol no tiene reposo mientras los campeonatos están en marcha. El Levante debe reponerse de inmediato de sus últimas desdichas y de la fragilidad defensiva iniciada en el minuto 83 del encuentro ante el Real Madrid. Desde ese minuto hasta el final del partido frente al Deportivo ha encajado siete goles, una cifra muy alarmante. Más teniendo que visitar esta tarde al Barça en un Nou Camp donde ha recibido varios castigos arbitrales y donde nunca ha gozado de un arbitraje favorable. En el Santiago Bernabéu sí lo tuvo una vez, en la temporada 2006-07, pero frente al Barça en su campo jamás. En enero de 2004, en Copa del Rey, el colegiado Losantos Omar impidió que se clasificara con una actuación vergonzosa a favor del equipo culé. En diciembre de 2004, en Liga, el colegiado Fernández Borbalán con unas caseras decisiones finales, entre ellas conceder un gol aparentemente ilegal a Eto'o, evitó que el Levante puntuara en un partido que terminó dos a uno. Y en enero de 2011, en Liga, el colegiado Pérez Lasa se comportó descaradamente a favor del Barça ignorando uno de los penalties más claros vistos en el Nou Camp desde que se fundó, el de Abidal sobre Juanlu con cero a cero en el marcador. Luego de esa jugada se mostró condescendiente con el Barça y riguroso con el Levante. El público local acabó pidiendo la hora mientras Reina, portero levantinista, acudía a rematar los saques de esquina.

Estos precedentes no animan a pensar que el Nou Camp sea un lugar ideal para que renazca el equipo de Juan Ignacio Martínez. Más aún arbitrando Undiano Mallenco que perjudicó seriamente al Levante el día que vino el Getafe al Ciutat. Pero en el fútbol la sorpresa está a la orden del día. Y al igual que no sospechábamos ver un Levante tan desastroso el sábado pasado, tal vez hoy nos alegre con una imagen competente y una actuación muy positiva. Sin sentirse perjudicado de nuevo por el citado Undiano Mallenco.