El trinquet de la Ciutat de la Pilota volvió a abril sus puertas al público para presenciar la partida de fiestas del pueblo. Es la única vez en todo el año que, tras la petición oportuna de permiso a la Conselleria de Governació, las gentes del club local pueden disfrutar de su uso. No es de extrañar el malestar creciente entre el colectivo local de aficionados, que contra vientos y mareas mantiene la llama de la afición para perpetuar la memoria de grandes ases de este deporte surgidos en la localidad: Mora, Ricardo, Alfonso I, Juanito, entre otros, fueron primeras figuras profesionales que pasearon el nombre de Moncada por toda la geografía valenciana. Esta localidad de l'Horta Nord ofreció gratuitamente a la Generalitat más de ocho mil metros cuadrados para la construcción de la Ciutat de la Pilota. Los técnicos de la Dirección General del Deporte determinaron que aquella era la mejor ubicación. Hasta se prometió la construcción de un apeadero del metro. Y comenzó una obra majestuosa, referencia mundial del juego de pelota. Eran tiempos del «conseller» Manuel Tarancón, aquel que impulsó la construcción de minitrinquetes escolares, el Museu de la Pilota y tantas iniciativas en favor de este deporte. Hoy,los jugadores locales han de pedir permiso para que puedan acceder a la única instalación construida: el trinquet. El resto de la obra, absolutamente paralizado, sin noticias de su futuro, sin que nadie plantee soluciones ni sugerencias. Allí hay espacios reservados para frontones, «galotxetes», minitrinquetes, cancha de «galotxa» y plaza central para las modalidades internacionales. El trinquete, preciosa instalación, se abre varias veces al año para el público y es sede del Cespiva, creado por el conseller Serafín Castellano y dirigido por Álvaro. Se trata de una escuela de perfeccionamiento. El club local y aún otros de la comarca podrían animar su vida con las competiciones oficiales federativas. «No se puede invertir tanto para tan escasa rentabilidad social», dice un aficionado local, convencido de que si la Ciutat se acabara tendría mucha vida: «son los clubes los que han de darle vida y hay instalaciones para una amplia participación social, Sería un éxito», dicen.

Disfrutaron los aficionados del juego de jóvenes realidades como Pascual, Roberto, Aucejo, Pepet, acompañados de jóvenes del club local que causaron buenas vibraciones. Se llegó a la igualada a 55 con triunfo final para Pascual, Pepet y Salva. El alcalde, Juan José Medina, quiso acompañar a los aficionados y jugadores locales.

En el ambiente flotaba esa sensación de historia inacabada, de una Moncada que contribuyó con el terreno a levantar una obra emblemática, siguiendo el curso de una historia gloriosa, que ahora parece detenida en el tiempo, sometida a la indiferencia mientras se cae a pedazos una lona decorada con la figura de Genovés que intentaba disimular el abandono. La lona se pudre día a día.