La victoria de Kiko Martínez sobre el colombiano Jhonatan Romero y, por consiguiente, la conquista del título mundial gallo de la Federación Internacional de Boxeo es la noticia más importante en la historia del deporte de las 16 cuerdas en la Comunitat Valenciana. La victoria por nocaut de "La Sensación" vale un título que no es baladí. La IBF es una organización "de verdad" y sus cinturones los han lucido boxeadores como Mike Tyson, Evander Holyfield, Lennox Lewis, Marvin Hagler, Roy Jones Jr, Óscar de la Hoya, Félix Trinidad o Floyd Mayweather, Jr.

La Federación Valenciana ha solicitado para el boxeador valenciano la medalla de la Generalitat al Mérito Deportivo a conceder el próximo mes de octubre.

Tan alto, moreno y desgarbado como Jhonatan Romero, pero mucho más mítico en el ideario boxístico era, y sigue siendo, Panama Al Brown. Y tan fajador y valiente era el valenciano que le derrotó también una noche de verano, pero 78 años atrás: Baltasar Belenguer Sangchili. Hasta este verano, el único campeón del mundo de casa. También en el peso gallo.

Se dice que Al, primer hispanoamericano campeón del mundo, se había bebido todo el espumoso de la ciudad de Valencia en los días previos al 1 de junio de 1935, fecha en la que se disputó la pelea por el título mundial. Debía haberse celebrado unos días antes, pero la lluvia lo impidió. Sangchili se preparaba a conciencia mientras Brown vivía la buena vida en el cabaret Bataclán.

Su victoria, en una enfebrecida plaza de toros, era el momento culminante en la vida de un joven de metro y medio de estatura, que había adaptado el nombre de un amigo suyo de origen chino (Shang Tchi Li) con el que hacía guantes para que su padre no supiera que pasaba las tardes dándose mamporros en el gimnasio de un militar veterano de la guerra de Cuba. Una anécdota que perdura en el tiempo y que autentificó numerosas veces el propio protagonista. La biblia del boxeo, Boxrec, ni siquiera reconoce el apellido Belenguer. Es Baltasar Sangchili, con un récord profesional de 73 victorias (35 KOs), 19 derrotas (sólo una antes del límite) y ocho nulos. De 1930 a 1940.

El acontecimiento de la calle Xàtiva quedó en los anales del deporte valenciano en unos tiempos en los que el boxeo era deporte y pasión.

"Anoche, en la plaza de Toros, Sangchili conquistó para Valencia el primer campeonato mundial" titulaba El Mercantil Valenciano al día siguiente.

"Sangchili se lanzaba a fondo, golpeando con ambas manos la cara y los flancos del negro. Éste, de vez en cuando, disparaba su derecha famosa (...) pero el valenciano encajaba magníficamente y lo devolvía todo, peleando con enorme bravura (...) Sangchili es campeón del mundo con todos los honores". Ganar el título en casa no fue óbice para que el torrentino no pisara cuadriláteros de todo el mundo. Paris, México, Londres, Pittsburgh, Quebec, Argel, Berlín... y el Madison Square Garden de Nueva York. De la misma manera que Kiko Martínez tuvo que ganar el cinturón en Atlantic City, uno de los grandes santuarios boxísticos.

Sangchili empezó a declinar a partir de una derrota ante Tony Martino en Nueva York, donde, tras dominar claramente los trece primeros asaltos, se bloqueó en el décimo cuarto y fue noqueado por única vez en su vida. No faltaron las sospechas de si lo habían envenenado (lo mismo de lo que se quejó Al Brown en Valencia). Varias malas derrotas y una mala planificación acabaron con su carrera. Pasó al circo, donde exhibía ejercicios de comba y con el dinero ganado en los cuadriláteros había construido Villa Sangchili, donde vivió tranquilo y lúcido, sin leyendas negras o turbias. Falleció ya con 82 años de mala manera: sufrió un accidente doméstico y, solitario, no lo encontraron hasta unos días después. El golpe y la deshidratación pudieron con su indómita fuerza, la que había demostrado durante años de profesionalidad si veleidades Ahora, tres generaciones después, otro boxeador bajito y pegador le sucede en el Salón de la Fama.