L os dos entrenadores del Levante-Mallorca jugado en el Ciutat de Valencia el 9 de diciembre de 2012 intercambiarán los banquillos en el Levante-Valladolid del día de hoy. Juan Ignacio Martínez se sentará en el visitante y Joaquín Caparrós en el local. Seguro que ambos tienen en su memoria aquel partido que resolvió el equipo levantinista con un rotundo cuatro a cero a su favor. Pero seguro también que ni se le ocurrió a Juan Ignacio Martínez pensar entonces que en esta temporada no estaría en el Levante y que le sucedería Joaquín Caparrós.

Cuando los veamos esta tarde en el campo reflexionaremos sobre la mejor racha de entrenadores que estamos viviendo como levantinistas desde que comenzamos a ir al fútbol en 1958. Nunca conocimos a dos seguidos triunfando en el Levante. Siempre que un entrenador obtenía un triunfo logrando los objetivos propuestos por el club, como el tándem Quique-Balaguer, Juncosa, Juan Antonio Naya, Manolo Tatay, Roberto Alvárez, Carlos Simón, Pepe Balaguer, Manolo Preciado o Mané, su sucesor acababa cesado más pronto o más tarde. Parecía imposible la continuidad del éxito en el banquillo «granota». Más todavía en los tiempos que parecían los últimos del Levante, en aquella pretemporada 2008-09 en Oliva, con escasos recursos económicos y una plantilla corta sin apenas pedigrí. Nadie se dio cuenta entonces de que el club levantinista estaba tocando fondo y preparaba su resurgimiento. Guiado por la sensatez, el orden interior y la fe en el proyecto, comandado por el presidente Quico Catalán, el técnico Manolo Salvador y el entrenador Luis García Plaza, el Levante pisó el acelerador de su recuperación. De entonces a hoy hemos visto lo que ha pasado, batiéndose récords históricos de bien hacer. Con Luis García Plaza en el banquillo el equipo fue una orquesta bien dirigida que superó los objetivos esperados ascendiendo y asentándose en Primera. Su marcha al Getafe dio paso a un sucesor, Juan Ignacio Martínez (nunca le llamaremos JIM por recordarnos una marca de calzoncillos), que vino con todas las dudas del mundo. Pero que las despejó colocando al Levante líder de Primera y acabando la liga en un puesto de Europa League.

Su éxito fue una novedad para nosotros pues nunca antes, como decimos, a un entrenador triunfador en el Levante había sucedido otro entrenador triunfador. Esta noche Juan Ignacio Martínez quizá mire al banquillo contrario pensando: «Joaquín, mejora si puedes mis números en el Levante, mejóralos».

Nosotros miraremos a los dos y, agradeciendo los servicios prestados al actual entrenador del Valladolid, apostaremos por su disgusto hoy con la derrota de su equipo. Sería estupendo que así ocurriera, entre otras cosas, porque su derrota sería debida al primer o a los primeros goles marcados en casa por el Levante en esta liga. Y también porque despejaría el camino de Joaquín Caparrós para llegar a ser el tercer entrenador levantinista triunfador de forma continuada. Todo un récord histórico que puede conseguir.