En tiempos de tribulación hay momentos en que conviene hacer mudanza, aunque siempre se haya predicado lo contrario. El Valencia no ha encontrado soluciones reales e inmediatas a sus problemas económicos. Urge la creación de una gestora, de un ejército de salvación, que lleve a la solución inmediata los más graves problemas de la entidad. Demorarlos en espera de no se sabe qué milagros es gangrenar las heridas con el peligro de muerte que ello conlleva. Hace falta un hombre que encabece un grupo de valencianos y valencianistas que por su prestigio profesional y empresarial capten dineros suficientes para adquirir las acciones de la Fundación, ahora que se puede, y con ello planteen el futuro económico con Bankia desde una posición menos precaria que la actual.

Para tal operación no sólo hay que contar con ideas sobre futuribles, sino aportar medidas inmediatas. Tengo para mí que mentar a Juan Roig como hombre que encabece la junta salvadora sé que no puede tener respuesta en los medios. A Juan Roig, brillante y prestigioso empresario, le debe aterrar dar la cara en el fútbol, deporte que quizá piense que puede causarle alguna animadversión en alguna ciudad a causa de un resultado futbolístico. Roig no necesita poner Mercadona en el escaparate. Tiene suficiente personalidad para estar detrás de la operación. Un hombre como él puede tener respuestas positivas. Y tengo en cuenta la presidencia de su hermano Fernando en el Villarreal. Esta operación no es incompatible con su presencia en El Madrigal dando apoyo moral en los malos momentos como en el de los festejos. Juan Roig se ganó aprecios futbolísticos con su abrazo a Fernando el día del descenso del Villarreal.

Ahora que los hombres del ladrillo han desaparecido es necesario buscar en otras parcelas. Entre los proveedores de Mercadona, pongamos por caso. La cuestión del Valencia es mucho más grave de lo que a simple vista parece. El club, en las circunstancias actuales, no puede pagar las deudas ni terminar el estadio. Y está en peligro su supervivencia.

Si se solventara el problema de la Fundación habría nuevas perspectivas para las negociaciones con Bankia. El club necesita abrir nuevos caminos. Terminar el nuevo estadio también es necesario y tampoco sería una vulneración del espíritu valencianista aceptar la entrada de una empresa multinacional que lo acabara y hasta pusiera su nombre, se beneficiara de las posibilidades comerciales que ofrecerá el recinto así como los aledaños.

El Valencia podría incluso alcanzar un acuerdo mediante el cual quien terminara el proyecto le cobrara durante equis años un arrendamiento. Todo consiste en buscar soluciones reales. Pensar en que la cantera sea un maná es brindis al sol. El club necesita esa junta gestora que dineros e ideas. Pero sobre todo, lo primero.