JIM aplicó anoche en Orriols a su Valladolid la épica defensiva que tanto caracterizó a su Levante UD, para arañar un punto y dejar sin la victoria al conjunto «granota». El equipo azulgrana, con más corazón que criterio, no supo leer el partido, para desesperación de Joaquín Caparrós, pese a contar con una nueva superioridad numérica. Tuvo el triunfo muy cerca, en las botas de Ivanschitz, que erró un penalti. Se siguen sumando puntos „es la lectura positiva„pero con una lentitud, la de los empates, que dejan en evidencia la falta de gol.

Con el regreso de Rubén, la continuidad de Lell y con jugadores como Sergio, ubicados en su posición más provechosa, el once de Joaquín Caparrós se acercaba a su versión más potente. El equipo «granota» mantuvo el partido bajo control en la primera parte, incrementando cada vez más el ritmo gracias al despliegue generoso de Pape Diop, un jugador imprescindible para este equipo. En los primeros minutos la iniciativa no se tradujo en ocasiones claras, pero se mantenía alejado a un Valladolid con intención de tocar la pelota pero blando de cara a la pareja Navarro-Vyntra.

El Levante UD incrementó su dominio con las jugadas a balón parado, siempre peligrosas cuando se cuenta con un futbolista con el golpeo de Andreas Ivanschitz. Suya fue la primera ocasión. Después de unas manos de Bergdich en el borde del área „aunque desde un ángulo difícil„, el mediapunta austriaco, que intenta el gol olímpico casi todos los saques de esquina, quiso sorprender sorprender con un chut raso y seco con efecto, buscando el palo del portero. Olía a gol pero Peña se cruzó.

Activado por Pape Diop, que multiplicaba sus funciones, expeditivo en el corte y rápido para dar el pase, casi suplantando a Sergio, el Levante UD metió una velocidad añadida para arrinconar al Valladolid. Rubén apreció con peligro al dejar la banda y asomarse por el centro. El extremo de Xàtiva, en el minuto 27, atosigó tanto en la presión al central Rubén Rueda, que acabó birlándole el balón y encarando el solitario a Mariño. Con toda la portería para elegir, el exguardameta del Villarreal, el mejor de largo en los visitantes, le adivinó la intención.

En la siguiente aproximación clara no perdonarían los de Caparrós. De nuevo, cómo no, la jugada nació de una recuperación y pase de Diop, que abrió a la izquierda antes de ser cazado con un hachazo rival. Juanfran cabalgó a toda velocidad, pillando por sorpresa a la zaga visitante, con las marcas fijadas. Nadie le salió al paso pero en vez de chutar, agotado por el esprint, resolvió con un pase al punto de penalti, tan defectuoso como el intento de despeje del defensa. La pelota se le quedó muerta en los pies a Baba, que fusiló a placer. El delantero senegalés, que en los partidos precedentes tiraba todo tipo de desmarques habilidosos pero sin asegurar la definición, dejaba de estar reñido por fin con el gol. El partido, lejos de serenarse con la ventaja, se enredó. Javi Guerra, uno de los héroes del ascenso, empató cinco minutos más tarde, después de marcarse una gran individualidad y disparo ajustado, imposible para Keylor. El Levante UD encajó bien el golpe, con un balón robado por Baba, que cedió a la entrada de Xumetra, que no llegó al remate, obstaculizado por Bergdich. Hernández Hernández, delante de la jugada, picó, pitó penalti y expulsó al lateral visitante. El zapatazo de Ivanschitz fue correcto, fuerte, a media altura y buscando un palo, pero Mariño le aguantó lo suficiente e hizo un paradón.

Por tercera vez en cinco partidos, el Levante UD iba a disponer de superioridad numérica. Caparrós reclamaba tras el partido de Almería que el equipo administrase de forma más efectiva esa ventaja, sin precipitarse, adueñándose primero de la posesión. Barral y Nong oxigenaron el ataque, pero el Valladolid se replegó bien y JIM introdujo a Manucho para mantener la pelota alejada. Sin espacios claros, el Levante UD buscó los disparos de media distancia de Sergio y colgó balones hasta el último suspiro. Pero fue como chocar contra un muro.