­

La consecuencia inmediata de la falta de inversión es la fuga de talentos. Los profesionales están condenados a emigrar. «Los que destacan acaban yéndose a otras comunidades autónomas que destinan más fondos a la tecnificación», explican desde la Federación de Natación. Son los casos de Lidya Morant y Lidón Múñoz , que se han marchado a Cataluña, o Merche Peris, que está en Madrid, y también Laura Gutiérrez, ahora entrenando en Estados Unidos.

La mayor sangría la ha experimentado el balonmano, auténtico vivero antaño de la selección, con un desmantelamiento insalvable. Equipos como Ribarroja o Elda Prestigio han pasado a mejor vida y los que sobreviven lo hacen con ingentes dosis de imaginación y sacrificio para cuadrar las cuentas. Es el caso del Canyamelar Valencia, heredero federativo del laureado Aicequip Valencia. «Sobrevivir sin subvenciones es muy complicado a estos niveles», explica Vicent Raga, uno de los responsables de la entidad. La búsqueda de un esponsor se ha convertido en la única tabla de salvación, porque de lo contrario estar integrado en un equipo «incluso cuesta dinero». «Lo ideal sería que las empresas pudieran desgravarse mas dinero y que el gobierno hiciera alguna ley „ el tan ansiado Mecenazgo„, que benefeciara a los que dan el dinero», incidía Raga, como única alternativa a la desaparición.

«Lo malo no es ya que no puedas fichar a determinadas jugadoras. Eso está asumido, el problema es que no puedes atender ni a la base y así no puedes generar recursos para el primer equipo, con lo cual tienes las manos atadas», argumentaba Raga. El grueso de las internacionales, un 90%, ha tenido que marcharse al extranjero. Dinamarca, Noruega, Alemania y Francia son los países de destino porque siguen pagando bien.

La Comunitat Valenciana ha pasado de contar con seis equipos en la máxima categoría a tres y en Valencia uno solo ya, el Canyamelar. La portera valenciana Silvia Navarro, que ha dejado la liga rumana para enrolarse en el Rocasa Gran Canaria y la vasca Eli Pinedo, que sigue en el Bera Bera, son las únicas internacionales que continúan en España.