Suponemos que en el «más allá» no se oyen cánticos ni gritos, suponemos que solo se oyen susurros. En ese «más allá», en la zona de la buena gente «granota», se encuentra ahora susurrando Juan Hilario que se nos ha ido de este mundo dejando una historia de bondad impregnada de levantinismo. Su amable perfil humano lo han heredado sus hijos, Juan, Ximo y Amparo, y presumen con orgullo del apellido que su padre les legó. Juan Hilario fue el fundador de nuestra peña «Granotes de la Vall, Salvador Regües» en 2003 cuando comenzaba la temporada del retorno del Levante a Primera. Recordamos la emoción que sentimos cuando nos solicitó permiso para poner nuestro nombre a la peña. Se lo concedimos al momento llenos de alegría y satisfechos de ser merecedores de tamaño honor.

Como veterano levantinista que llegó a ser en vida Juan Hilario conoció los tiempos de Vallejo. Vivía en el Cabanyal y su relación con Alcàntera de Xúquer vino por su esposa que era de allí. De aquellos tiempos pasados no habría olvidado, seguro, la injusta victoria del Real Madrid por cero a uno, gol de Grosso, el 4 de abril de 1965. El árbitro Ortiz de Mendibil no quiso ver una mano clamorosa del defensa madridista Santamaría en su área. Se comportó todo el partido como un amigo del Real Madrid. Y con su arbitraje influyó decisivamente en el descenso del Levante a Segunda. No hubo mayores problemas ni colegiados parciales en las siguientes visitas madridistas al campo levantinista. Hasta la temporada pasada cuando el árbitro Muñiz Fernández, creemos que les suena este nombre a los ilicitanos, se inventó un penalti a favor del Real Madrid e ignoró una falta a Martins en la jugada anterior al segundo gol madridista. Estamos convencidos de que el buen Juan Hilario sentiría la misma impotencia que sintió todo el levantinismo. Con el agravante de unos incidentes tras el partido que los medios de Madrid y las tertulias televisivas utilizaron para ensañarse cruelmente con los jugadores levantinistas. El periodista más destacado en estos ataques fue Roberto Gómez afirmando que Ballesteros y David Navarro debían retirarse del fútbol por su dureza.

Lo dijo él que acostumbra al halago permanente de Sergio Ramos, el futbolista con más expulsiones en la historia madridista. No nos cae bien en estos tiempos el Real Madrid porque ha demostrado no saber soportar que el Levante le plante cara. En el Santiago Bernabeu le cantan «¡a Segunda!» «ni que fuéramos rivales suyos» nos apuntó Luis García Plaza y en sus foros abundan los insultos más groseros contra todo lo levantinista. Esta manía persecutoria la practican una parte de sus aficionados, no todos los madridistas, que parecen estar compitiendo en un campeonato de mala educación deportiva.

Para esta noche sólo deseamos que el partido transcurra sin problemas adicionales. Con la ilusión de disfrutar una victoria del Levante que tenga un eco mundial como ocurrió hace dos temporadas cuando un gol de Koné derrotó al Real Madrid de Mourinho. De ser así llegaría su eco también al «más allá» y se oirían susurros felices en la zona granota donde debe encontrarse el bueno de Juan Hilario.