Nada más hacerse oficial que Djukic sería el sustituto de Valverde, el preparador serbio confesaba a sus más íntimos que podría llegar muy lejos con el Valencia sólo con mantener el dibujo táctico que inventó el ahora técnico del Athletic. Desconozco que pasó luego para desdecirse, aunque me lo imagino, pero ayer en Getafe se comprobó que la clave está en el centro del campo. Parejo y Banega son mejores cuando juegan juntos. Se complementan y cuando uno sube, el otro lo cubre. Hacen bailar al contrario al son que les conviene, abren el campo para desatascar y meten balones por dentro cuando menos se lo espera la defensa rival. Incluso Fuego (aún a años luz de Albelda) está más cómodo porque se pierden menos balones, y cuando los recupera siempre tiene al lado uno de los dos. Djukic ha tenido que sufrir el segundo ultimátum para dar con la tecla, y por el bien del Valencia sería oportuno dejarse de más experimentos, como hizo otra vez en la línea de ataque. Ayer sacrificó sin sentido a Jonas y le dio la enésima oportunidad a Piatti. Pabón, que por fin estuvo bien, el brasileño y Canales parece el trío más solvente para la delantera. También quedó claro que Alcácer ofrece más posibilidades que el estático Postiga. La defensa mejoró, que ya es bastante, aunque habría que pedirles a Barragán y Bernat más atención en el área. Como estará de mareado el personal que hasta lo mejor que había, la portería, ha entrado en una dinámica de misteriosas lesiones musculares.