Dos son los ámbitos de actuación de Jorge Mendes, el representante que en los últimos meses ha estrechado su colaboración con el Valencia. Por un lado están las grandes operaciones, como los traspasos de Cristiano Ronaldo y Radamel Falcao, mascarones de proa de su agencia Gestifute, o la circulación de algunos de sus clientes entre los clubes en los que tiene una mayor ascendencia: el defensa Ricardo Carvalho ha completado el círculo entre el Oporto, Chelsea, Real Madrid y Mónaco. Por otro, ha encontrado en los clubes con problemas de liquidez una oportunidad de negocio, mediante los fondos de inversión, que facilitan el traspaso de jugadores de su propiedad a otros equipos, que no poseen los derechos económicos del jugador pero sí los pueden disfrutar sobre el césped.

Mediante esta última fórmula Mendes, de 47 años, que tiene en el Real Madrid y el Atlético a sus clubes españoles favoritos, se adentró en la planificación deportiva de dos clubes justos de tesorería, como el Deportivo de la Coruña y el Zaragoza. Dos experiencias fallidas, que acabaron en los descensos de estos dos equipos históricos. Con el club gallego su relación se remonta a mediados de los años 90, cuando colocó a su primer cliente, el meta Nuno, en Riazor. Luego le siguieron Andrade y Zé Castro. En los últimos tiempos, con el club blanquiazul en decadencia, se sucedieron las llegadas de jugadores de Mendes, como Bruno Gama, Silvio, Evaldo, Tiago Pinto, Pizzi, Nelson Oliveira, Silvio, Salomao y Roderick, así como el técnico Domingos Paciencia, relevo de urgencia en el banquillo para tratar de evitar el descenso final.

Las operaciones con el Zaragoza se incrementaron desde que Agapito Iglesias se hiciera con la propiedad del club aragonés. La ley concursal no fue óbice para que el Zaragoza accediese, vía Mendes, a los fichajes del ahora valencianista Hélder Postiga, de Rubén Micael y Fernando Meira, representados suyos, mientras que facilitó la llegada a través de fondos de inversión del meta Roberto y Juan Carlos. El en el caso del portero, el Zaragoza sólo costeó un 1 % del traspaso de 8'6 millones (86.000 euros), además de asumir la ficha, un seguro de vida y una préstamo anual de 300.000 euros. Donde no alcanzaban los medios del club, llegó Mendes. Por el camino se quedaron bloqueadas otras negociaciones, pero Bruno Gama, Miguel Lopes y Hugo Almeida estuvieron muy cerca de recalar en la Romareda.

En el Valencia, de momento, las operaciones se limitan a las de Joao Pereira (en época todavía de Manuel Llorente), Hélder Postiga y a la intermediación en el fichaje de Rubén Vezo. El Valencia negó ayer a Levante-EMV que Mendes haya cobrado ni participado, ni siquiera en el rol de mediador en la operación, aunque el presidente del Vitoria de Setúbal sí ha reconocido "la ayuda" que supuso la intervención del agente. Otras fuentes cercanas afirman que fue Carlos Bucero, representante de Miroslav Djukic, socio de Pedja Mijatovic y hombre fuerte de Mendes en España, quien se encargó de negociar. Cabe recordar que Mendes, no sólo ejerce de representante, también ha asesorado como "consultor externo", como le gusta recordar, a clubes. En ese sentido se vincula a Mendes la creciente influencia lusófona en el Valencia, como con la flamante incorporación del ejecutivo Louis Vicente Dowens al área de marketing. Relación que el club presidido por Amadeo Salvo también ha desmentido.