El St. Gallen es el rival perfecto para el Valencia de Djukic. Festival de goles en cada partido, revival memorable de Piatti, y Canales en plan estrella, como debe de ser. Aunque cuando al equipo suizo le entró el orgullo, puso en evidencia la tendencia bipolar que padece la defensa valencianista. A parte de la estimable recuperación del olfato goleador del delantero argentino, no sé que mosca le ha picado al preparador serbio con Parejo. Hasta que no salió al campo, la remontada se resistía. Mezcla bien con Banega, como está sobradamente demostrado, y ayer se vio que también se entiende a la perfección con Canales. Es un lujo prescindir de alguna de las tres mejores piezas de la plantilla, y sería conveniente que jugarán juntos los máximos partidos posibles, para engrasar la máquina, que nunca viene mal tal como anda de justito el equipo. Otra noticia positiva es el despegue de Bernat, titular indiscutible en el lateral izquierdo, incluso cuando Guardado esté listo. Cada partido consolida sus labores defensivas, porque las otras le vienen de fábrica. Lo mismo pasa con Barragán. Sobre Jonas, Djukic gestionó mal su penalti fallado, pues no hacía falta señalarlo tanto. Estaba claro que Alcácer debía entrar para marear más a la guardia del St. Gallen, y la lógica era cambiarlo por Postiga, pero como el portugués tiene a Jorge Mendes de representante parece intocable. A ver si resulta que ese látigo de agentes que alguien quiso ver en Salvo, simplemente ha sido una artimaña para poner al palitroque conveniente. La Valencia futbolística va llena de rumores sobre la relación peligrosa de Salvo con Mendes. Supongo que el presidente, tan dado a los chismes, ya estará al tanto.