Un dato revela el oscuro panorama en el que se encuentra el Valencia y en el que debe trabajar especialmente el consejo de administración que preside Amadeo Salvo: Los ingresos del Valencia esta temporada por venta de abonos sólo suponen un 12 por ciento del presupuesto del club. Hace seis temporadas, 4 de cada 10 euros que entraban en sus arcas provenían del bolsillo de sus aficionados. La caída de esta partida, pese a quien diga lo contrario, es dramática. Irrebatible. De los 21 millones que obtenía el Valencia de sus socios en 2010 pasaron a los 16 del pasado ejercicio. Y este año, apenas alcanza la pírrica cifra de 11,1 millones. Es decir, el club obtiene la mitad de dinero de sus aficionados que hace sólo tres años. El papel del socio es, por tanto, cada vez menos relevante en las cuentas del Valencia.

La crisis económica global el desapego de un sector de la parroquia blanquinegra con el equipo por la incapacidad del equipo para luchar por cotas mayores son los dos grandes motivos que han llevado al Valencia a perder progresivamente masa social. No contar con futbolistas con raíces en el club, como pudo ser el caso de Alberto Tendillo, hijo del mítico y carismático exlíbero del equipo Miguel Tendillo, en vez de fichar a un central portugués sin pedigrí reconocido, también pasa factura. De los 45.0000 abonados de 2006, el Valencia ha pasado a los 33.000 actuales. El esfuerzo del club de bajar los precios de los pases por iniciativa del consejo del entonces presidente en funciones, Vicente Andreu ha conseguido equilibrar el número de abonados. Con un 17 por ciento de media de rebaja del coste del abono, el club de Mestalla ha logrado, al menos, frenar el descenso de adeptos a su causa. A costa, eso sí, de reducir sus ingresos en esta partida.

Mientras el club contiene sus deberes, los haberes continúan bajando. Al descenso de los beneficios por venta de abonos se unen los relativos a las competiciones. El Valencia prevé para esta temporada 14 millones menos de 24 a 10de ganancias en este apartado por quedarse fuera de la Liga de Campeones. Como se espera, el resultado de terminar la anterior temporada por debajo de la cuarta plaza, pudo ser devastador. La venta de Roberto Soldado, por 30 millones al Tottenham Hotspurs, permitió al Valencia ajustar su actual presupuesto. Haberlo retenido habría dejado al club sin recursos suficientes para pagar los gastos de la plantilla, por ejemplo.

Sin esta competición, sus ingresos se limitan a 90 millones de euros frente a los 104 que está obligado a los pagos en su presupuesto. Es la pescadilla que se muerde la cola. Está obligado a invertir cada año en una plantilla competitiva para acceder a la Champions, porque fuera de ella, posiblemente, no podría sobrevivir.

Renegociar los préstamos y seguir eliminando gastos. Esa es la única salida para aguantar sobre el alambre. El club tiene todo su patrimonio hipotecado. Hasta el patrocinio de una conocida marca de Cerveza, pasando por parte de los derechos de televisión de Mediapro y de algunos futbolistas.