Una de las técnicas de la psicología conductual para «aprender a decir no» es la llamada del «disco rayado». Consiste en repetir la misma respuesta, a modo de evasión, ante una pregunta insistente. A la tercera o cuarta vez, el emisor se rinde. El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, nos recordó ayer su interés porque el Consell le sufragara las sesiones con un personal coach. Algo aprendió. Ayer aplicó el «disco rayado» ante los periodistas que le esperaron a la puertas de la torre principal del Circuit. Tras una pregunta sobre el GP, a la segunda salió el tema de la semana. «¿Qué le parece la respuesta del pueblo valenciano al cierre de Radio Televisión Valenciana?», le espetaron. «Hoy sólo hablo de motos», dijo. Una respuesta que salió de su boca hasta cuatro veces. El «disco rayado» en toda su expresión. «Hoy vengo a hablar de motos», perseveró el «molt honorable» ante la insistencia de un informador de Radio 9. Un miembro de prensa de Presidencia cortó la absurda conversación. Con evidentes gestos de nerviosismo, nada que ver con la falsa sonrisa con la que Camps se escudaba en situaciones incómodas, Fabra enfiló el camino hacia la torre suplicando un «tierra, trágame».

El presidente autonómico vivió ayer una sensación inédita para un dirigente del Consell en Cheste. Primero Eduardo Zaplana, y después, Francisco Camps, aprovechaban su aparición en el Circuit para alabar la gestión de la Generalitat, con especial atención a los grandes eventos. Fabra saboreó algo ese momento el pasado año. Pero esta vez llegó asustado. Nadie le iba a poner el micrófono, o la cámara, para formularle preguntas de complicidad.

Los apuros de Fabra se alargaron durante toda la mañana. Fue pitado cuando hizo su primera aparición ante el público, a la hora de salir al podio a repartir los premios de Moto3. Y los silbidos provenían, curiosamente, de la tribuna de «boxes», donde se encuentran los aficionados más adinerados. Los decibelios aumentaron en el acto final, a la hora de estar junto a los campeones de MotoGP. Cuando fue anunciado su nombre, las quejas llegaron desde más de tres cuartas partes de la grada. No se recuerda, en quince ediciones de grandes premios, una protesta „y en este caso, multitudinaria„ contra un dirigente autonómico. Lo nunca visto.

La jornada, en todo caso, fue festiva para los aficionados que llenaron el «estadio» de Cheste. La organización colgó el cartel de «no hay billetes». Se juntaron muchos factores a favor del espectáculo, con la lucha por el título de MotoGP como centro de atención. Había un nutrido grupo de «espartanos»

„seguidores del piloto balear„ en las tribunas de colores, frente a la recta. Pero el mayor apoyo fue para el corredor catalán. Por la novedad y por su carisma. Dani Pedrosa y, por supuesto, Valentino Rossi, fueron los otros dos grandes aclamados en una jornada histórica. Nunca se había vivido con tanta emoción el desenlace de un GP. La gente lo celebró haciendo la ola. Hasta tres a la vez se formaron en el infinito graderío. El GP de la C. Valenciana estrenó un nuevo espectáculo esta vez. Dos aviones de la patrulla Bravo 3 „un equipo de vuelos acrobáticos„ deleitaron a los miles de espectadores con sus giros y desafíos gravitatorios sobre el Circuit.

Con tanta emoción, la visita de caras famosas fue masiva. El aventurero Félix Baumgartner, aquel «loco» que se lanzó desde fuera de la estratosfera promovido por Red Bull, alucinó con la afición valenciana. También se pasó por el «pit-lane» el futbolista del Barcelona Gerard Piqué, sin la compañía de su mujer, Shakira. El ciclista Marc Cavendish, el tenista Nicolás Almagro y gente del famoseo como Belén Rueda, Víctor Ullate (bailarín) o Huecco (cantante) se dejaron ver. De la política acudieron el secretario del Estado para el Deporte, Miguel Cardenal; el conseller de Gobernación, Serafín Castellano, o la consellera de Cultura, Educación y Deportes, Maria José Catalá. Ellos arroparon a Fabra.