El deporte y especialmente el fútbol, nunca ha estado al margen de la política. Sorprende por tanto que no exista una palabra oficial respecto del partido que la selección española de fútbol disputará en Guinea Ecuatorial, país en el que no existen los menores índices de democracia, ni respeto a los derechos humanos. No hace muchos años, el Real Madrid salía al exterior con ruta marcada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de ahí que Fernando María de Castiella que fue jugador juvenil del Athletic Club dijera al final de su mandato, que no había tenido «mejor embajador que el Madrid». Si el actual ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo no fue advertido de que se iba a disputar tal encuentro hay que suponer que ello ha sido solamente un golpe de mano de Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol. Cabe pensar, por el contrario, que haya existido complacencia política.

El deporte tuvo en Grecia tal trascendencia que hasta se decretaban treguas por los Juegos. La primera gran tragedia en un recinto deportivo fue en el Hipódromo de Constantinopla cuando las tropas del general Belisario entraron a saco en el mismo y, como consecuencia, hubo miles de muertos.

Hitler pretendió servirse de los Juegos del 36, para la mayor gloria de la raza aria, aunque sufrió la humillación de ver un negro estadounidense, Jesse Owens, ganar tres medallas de oro. Hitler, tras la invasión de Austria, cuyo equipo nacional se había clasificado para la fase final del Mundial del 38, lo suprimió para que jugaran los mejores con Alemania pese a lo cual fue eliminada por Suiza. A Austria se la dio por no presentada con lo que Suecia pasó la primera ronda. Mussolini tuvo más fortuna y además de inventar la nacionalización de los oriundos, Orsi, Guaita y especialmente Monti, entre otros, ganó su Mundial en Italia, en el 34, y repitió suerte en el 38, en Francia.

Con el franquismo, en la posguerra, España no pudo jugar más partidos que amistosos con Portugal, Suiza, Francia ocupada por los nazis y Alemania, Italia y la República de Irlanda. Portugal era nación hermana en casi todo, excepto en la reivindicación de Olivenza, y era la selección precursora del rosario en familia del padre Peyton porque su alineación presentaba nombres como Cruz, Paciencia, Cuaresma y Espíritu Santo.

El deporte ha vivido actitudes dignas como mantener hasta el último día la prohibición de enfrentarse en la mayoría de las disciplinas a Suráfrica que practicaba la discriminación racial. España boicoteó los Juegos de Melbourne por la invasión de Hungría por lo tanques rusos. Estados Unidos y otros países boicotearon los Juegos de Moscú por la invasión soviética de Afganistán. Desde Moscú se decretó lo mismo contra Los Ángeles, cuatro años después aunque la orden no fue seguida por todos los países de su entorno político.

España no fue a jugar la eliminatoria de Eurocopa de Naciones a Moscú (1960) después de eliminar a Polonia. El ministro y general, Camilo Alonso Vega fue el más intransigente en este asunto. Sin embargo, se aceptó que el equipo de la URSS, capitaneado por el inolvidable guardameta Yashin, en 1964, jugara en Madrid la final del torneo con la bandera de la hoz y el martillo ondeando en el Bernabéu. Franco le anunció a José Solís, ministro Secretario General del Movimiento y por ello ministro del deporte, y la llamada sonrisa del régimen, que asistiría a la final. Lo hizo en una parada para repostar que hizo la caravana tras una cacería en La Mancha.

El Comité Olímpico Internacional concedió los Juegos de 1980 a la Unión Soviética con el deseo de que comenzara la apertura e hizo lo mismo con Seúl. La FIFA no encontró problemas para conceder el Mundial de 1978, a Argentina. Cierto que se concedió para que lo disfrutara Perón y quien lo vivió y rentabilizó fue el dictador Jorge Videla. El campeonato de 2022 ha sido concedido a Qatar, régimen de tipo feudal. No se puede olvidar que el Mundial del 82 fue adjudicado a España en 1966, durante la dictadura franquista, en la misma sesión que fueron concedidos a Alemania (74) Argentina (78) y España (82).

La Roja jugará en Guinea a mayor gloria de Teodoro Obiang. De nuevo el fútbol será utilizado por un régimen dictatorial para cumplir con la vieja definición de ser opio del pueblo.