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"Me gusta más el desafío de optimizar el estadio que el inicial"

Mark Fenwick escucha una pregunta, en el quinto piso de la sede del Valencia, durante la entrevista. j. m. lópez

El presidente de Valencia, Amadeo Salvo, recuperó al arquitecto Mark Fenwick para retomar las obras del nuevo estadio tras el fugaz, y fracasado, proyecto de Newcoval. El inglés ha vuelto con fuerza y ha conseguido reducir más de un 30 por ciento los gastos de lo que falta para que el campo comience a funcionar. Está ilusionado. El reto, insiste, le ha cautivado. La flexibilidad con la que fue concebido el recinto, dice, ha permitido reducir costes sin perder la calidad «5 estrellas».

Como uno de los padres de la criatura, ¿cómo se sintió Marck Fenwick cuando se pararon las obras?

Fue muy duro, la verdad. Es un estadio con el que tengo un vínculo muy personal. Parar las obras fue muy triste, y luego además quedó la incógnita de ¿ahora qué va a pasar?

Se le vio muy optimista durante la presentación de «optimización del proyecto»...

Me lo tomo con mucho optimismo. Siempre he querido ayudar al club. Lo hacemos por pasión. Los estadios son como catedrales, son algo especial. Hemos jugado la primera parte, y ahora estamos terminando el descanso. No lo hacemos por dinero, sino por pasión, porque los estadios son muy especiales. El club se ha volcado y nosotros también para que el proyecto sea lo más viable posible. La economía está difícil, pero sabemos que podemos hacerlo más barato, pero viable.

¿Está costando más dolores de cabeza que dinero?

El proyecto es difícil. Dolores de cabeza hemos tenido todos. Algunos presidentes nos han llamado, otros no. Para mí el estadio no es de ningún presidente. Es una leyenda, porque los estadios se convierten en leyenda. Cuando haces un centro comercial o de oficinas, eso no llega al corazón. Pero esto sí. He estado días sin dormir, pero tengo la satisfacción de que el presidente de este consejo está haciendo un trabajo muy acertado.

Reducir 60 millones de euros no es fácil...

Siempre lo hemos dicho, se trata de mantener una optimización de los costes y buscar mayores ingresos, que es la manera moderna de hacer estadios. Desde 2006 hemos aprendido muchísimo. Han pasado 7 años y hemos aprendido nuevas técnicas,

¿Qué le pareció la idea de Llorente de instalar una cubierta azul?

Voy a ser sincero. Ni lo he visto, ni siquiera una imagen, ni lo conozco ni me han preguntado. Pero era una medida que encarecía más. Esto es muy fácil. El proyecto inicial paral a cubierta eran unas piezas de aluminio muy ligeras, y si coges la plancha de aluminio y luego poner un cristal es muy complejo. Serían más gastos.

Repitió varias veces el otro día que el estadio no pierde su espíritu...

El proyecto mantiene su originalidad porque está pensado sólo para Valencia, por la idea del diseño de los barrios y el río en la cubierta exterior. Me gusta que los proyectos sean de su propia ciudad. Es un estadio absolutamente identificado con Valencia. Pero es verdad que usamos la experiencia global. Juntamos lo local y lo global y luego cocinamos. Estamos haciendo un estadio para el Mundial de Catar, pero Valencia es nuestro primer estadio grande, hemos aprendido mucho y nos ha abierto muchas puertas. Porque el príncipe de Catar es del Valencia. La próxima semana tengo un congreso en Catar y a última hora me han pedido que explique este caso allí. Porque les parece muy interesante que no sólo se preocupen de cuanto hay que gastar, sino de cuanto se puede ahorrar.

¿Qué opina de las críticas a que aquello fue, desde el principio, un proyecto faraónico, innecesario y desproporcionado?

Cuando se presentó el proyecto fue muy bien acogido. Nadie lo criticó. Es muy fácil mirar para atrás y muy difícil mirar hacia adelante. Desgraciadamente, nos pilló una etapa complicada. Pero cuando hicimos el proyecto mi responsabilidad era hacer algo viable, ético. E insisto, y lo digo siempre, ya iba a ser uno de los estadio más baratos por asiento de Europa., Ahora, si necesitabas 75.000 espectadores o no, pues eso es lo mismo que las habitaciones que necesitas cuando compras un piso. Entonces se necesitaban más que ahora. ¿O me equivoco? Cuando el proyecto se presentó, con 2.000 personas y con juegos artificiales, la gente estaba emocionada.

¿Pensó que era una locura la petición de Amadeo Salvo de reducir tanto el precio?

La pasión y el esfuerzo de este presidente me sorprende, porque antes era más fácil. El reto es más complicado. Y me apetece más, porque es más difícil. Y de verdad, me ha llegado, y creo que lo está haciendo estupendamente. Nadie lo puede dudar. Se ha preocupado de lo esencial, que es buscar más ingresos y ahorrar gastos. Me ha dicho que no quiere una chapuza. «Quiero que sea el mejor de Europa pese a reducir gastos», me insiste. A mí me ilusiona muchísimo porque hay que afinar más, hay que pensar, buscar soluciones. A veces, cuando hay más medios, dices 'ponemos esto y no pasa nada'. Aquí es buscar soluciones técnicas muy novedosas. Hemos aprendido cosas de antes. Una cosa que me ha encantado mucho del estadio es su flexibilidad, como se sube y se baja. Se mantiene la experiencia de un espectador desde que sale de casa hasta que llega el estadio, sube entre los espacios, esa sensación especial. Estamos trabajando ahora con elementos de más sostenibilidad que hace 7 años no había.

En la presentación no habló muy bien de Wembley porque no tiene alma, dijo. ¿La tendrá el nuevo Mestalla?

Es un estadio que no tiene alma, que es muy caro y muy bonito, pero... Demoler las torres fue un gran error, porque no te dice nada. ¿Si me llevaría algo del viejo Mestalla al nuevo? No sé si llevaría algún elemento, pero lo más importante es llevar a la afición. Me gusta la idea de dejar el césped en la futura plaza del actual Mestalla. Hay que pensar en las antiguas generaciones.

¿Fue un error construir un aparcamiento para 3.000 plazas?

Fue uno de los condicionantes municipales, por crear una dotación al barrio. Un estadio no necesita parking. El mundo está cambiando. El Allianz Arena tiene 12.000 plazas, pero fuera de la ciudad. Se dijo en cierto momento que los estadios debían salir de la ciudad. Pero el estadio puede convivir con la gran ciudad, como las catedrales. Hay que tener espacio público para llegar adecuadamente. Las ciudades son buenas para los estadios. Y el estadio puede dar mucho a la ciudad. El parking fue un requisito y se puede acondicionar. Pero no es necesario gastar allí, porque se puede ir haciendo poco a poco. Hay que buscar ahorros.

Tal como está el panorama, ¿Qué podemos decirles a nuestros hijos para convencerles de que ese estadio se terminará?

El proyecto es viable, ahora sólo falta encontrar un inversor. Pero eso ya no es mi trabajo. Sólo puedo decir que el presidente está tocando las teclas que hay que tocar.

Con la reducción de asientos, ¿ir al fútbol será como ir al cine?

Será muy confortable, por supuesto. Y además, tenemos la flexibilidad de saber que en cualquier momento podemos ampliar el aforo. Sólo hay que mover unas barras y poner unos tornillos.

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