Un paseo por la Fonteta. A grandes rasgos esa fue la conclusión que ayer quedó del encuentro entre el Valencia Basket y el Paris Levallois en el primer partido de la segunda vuelta de la Eurocup. Una exhibición doble, la del equipo y también la de Oleksiy Pecherov. Fue una noche para romper records „ el de triples anotados en un partido europeo„, y para que el temporero ucraniano desplegara una actuación notable con el objetivo claro de ganarse la renovación. La aplastante superioridad del Valencia Basket quedó patente desde los primeros minutos de la contienda, abriendo el equipo de Velimir Perasovic una brecha importante en el marcador ya de forma muy prematura (26-11, minuto 10). Una victoria casi definitiva, la de ayer, para alcanzar lo mejor posicionado posible la siguiente fase y para disipar posibles dudas tras las dos derrotas lejos de casa. Una ante el Olimpia Liubliana, y otra ante el Asvel Villeurbanne Lyon.

El Valencia BC, pues, se limitó a cumplir con lo que marcaba la lógica. A poco que se aplicara con la intensidad y la seriedad a la que viene acostumbrando esta temporada tenía garantizado el éxito, y así fue, quedándose a dos puntos de las tres cifras. Con una asfixiante defensa y un sobresaliente acierto desde la línea de triples „ diecinueve en cuarenta minutos de juego„, barrió de la pista a un conjunto galo desaparecido en combate. La próxima cita, contra el Ratiopharm Ulm en Alemania, servirá para dirimir el liderato del grupo.

Una noche incompleta

La noche, que se prometía redonda, se truncaría cuando Serhiy Lishchuk tuvo que retirarse en el tramo final por un fuerte pinchazo muscular. A cambio, la grada pudo disfrutar por primera vez en esta temporada de Pau Ribas, que reapareció en la pista del Natura Monbus el pasado sábado, y que ayer debutaba en casa sobreestimulado. El París, por contra, no supo sacar partido a las continuas penetraciones de Albicy y sólo la presencia de Elton Brown bajo los aros incomodó en algún momento al equipo de Velimir Perasovic.

La ventaja local (45-24, al descanso) iría aumentando con un Romain Sato siempre entregado. El regreso de los vestuarios tuvo de nuevo el efecto de un vendaval. El tercer cuarto, con un parcial de 15-2, acabaría por hundir a un contrincante que ya había bajado los brazos hacía tiempo. Sólo las acciones individuales de Ewing y Ndoye buscaron maquillar un luminoso sonrojante, porque el Valencia BC nunca concedió una tregua. Ni en la parcela ofensiva, ni en la defensiva.