Fue el 20 de noviembre de 1988. Tenía que haber sido el día 13, pero una tromba de agua dejó inutilizados el campo, que era de tierra. Se disputaron tres partidos sucesivamente: San Vicente 7 - Juventud Xirivella 0. Ten Dur 8 - Publiesport 2. Grao 3 - EDM Xirivella 2. Ese día se rompía definitivamente la última gran frontera del deporte valenciano: nacía la liga de fútbol femenino.

Empar Broch, Cuca Fandos, María Ángeles Olmedo, Tere Saurí, «Gullit» Casamayor, Maria Nohalez, María Isabel Zamorano… y la tenacidad de quienes lo llevaron a buen puerto, encabezados por José Ibáñez, miembro de la Federación Valenciana. Hoy, un cuarto de siglo después, el fútbol femenino es una realidad absolutamente normal. Lejos queda, como recuerda el propio Ibáñez, «todos los perjuicios contra los que tuvimos que luchar. Todos los comentarios, incluso alguna zancadilla que me querían poner en la propia federación. Pero, afortunadamente, desde el primer momento creyeron en el proyecto tanto el presidente como el secretario, Vicente Muñoz y Emilio Zamora».

Un España-Bulgaria decisivo

El fútbol femenino nació en la Comunitat Valenciana a raíz de un partido disputado en el San Gregorio de Torrent entre España y Bulgaria. «El ambiente fue excepcional y la delegada de la federación española, María Teresa Andreu, nos planteó que por qué no movíamos el tema en la Comunidad Valenciana. Yo acepté el reto».

Costó, pero se creó una corriente. Ayudaron Mechina Peris y Bernardino Martínez y el primer gran día fue una sesión de entrenamiento el 8 de octubre de 1988 en el campo del Levante UD. «Eran más de cien, se le impartieron nociones técnicas y acabaron formando equipos por afinidad. Ese entrenamiento fue muy importante porque todos se dieron cuenta que íbamos en serio».

Seis equipos acabaron formándose. Son los pioneros. El Ten Dur acabaría siendo el primer campeón. «¿Qué voy a decir de aquellos partidos? Técnicamente tenían muchísimas carencias. Pero habíamos sembrado y ya estábamos empezando». Y por un motivo fundamental: «lo pedía la sociedad». Eso sí, no se dejó nada a la improvisación. «Desde el primer momento, todas estaban federadas, con mutualidad y con árbitros. No podíamos permitirnos ni una sola improvisación». Lógicamente, hubo que aguantar los comentarios jocosos de los desfaenados. En unos terrenos de juego que no tenían nada que ver con los cómodos campos de hierba artificial actuales.

Y el crecimiento no tardó en llegar. La selección valenciana no desentonó desde el primer momento en los campeonatos territoriales.

Faltaba un nuevo paso. «Queríamos que los clubes consolidados hicieran secciones femeninas. El primero fue el Burjassot». Pero la clave sería la aparición en escena del Levante UD. A partir de ahí, la historia se escribiría rápidamente y de forma exitosa.

El presente no puede ser más espectacular. Hay fútbol femenino de norte a sur de la Comunitat. Dos equipos en la división de honor (Levante y Valencia) y ocho en la de plata (Villarreal, Marítim, Plaza de Argel, UD Aldaia, Levante B, Ciutat de Torrent, Elche y Aspe), una liga autonómica, dos amateurs y otras dos de fútbol ocho. Queda mucho todavía por mejorar, pero se está en el camino. Hay más de cien equipos. Todo ello, como recuerda José Ibáñez, gracias «a las pioneras. Las que acudieron a nuestra llamada. Todavía tenemos contacto con ellas».