Corría el minuto 52 de partido entre el Levante UD y el Recreativo de Huelva cuando Víctor Camarasa (Meliana, 28 de mayo de 1994), embocaba de volea a gol un balón que el larguero le había rechazado a Barral. «El grupo de whatsapp que tenemos los entrenadores de la escuela echaba humo. Estábamos todos muy orgullosos». Habla Miguel Ángel Villafaina, entrenador del conjunto Juvenil levantinista y una de las personas que mejor conoce las cualidades de Camarasa desde que hace dos años dejara la cantera del Valencia por la azulgrana.

A las órdenes de Villafaina, Camarasa tomó parte de la mejor temporada de la historia del División de Honor «granota», llegando a semifinales de la Copa del Rey, donde quedó apeado por el Real Madrid, posterior campeón. A juicio de Villafaina, Camarasa «reúne todas las cualidades para progresar» en la élite. Sus condiciones futbolísticas, que ya se han apreciado en la Copa lo definen como «un centrocampista total». «Es un jugador de mucha presencia, con una fortaleza física que le dota de recursos defensivos. Y con la pelota tiene técnica, siempre da una buena salida a la pelota, tanto para tocar en corto o en largo». El rasgo más distintivo de su fútbol es el de su llegada y golpeo de balón desde segunda línea, que ya enseñó ante el Recreativo: «Si hay algo que le define es que es un centrocampista que abarca mucho campo, con querencia a asomarse en la frontal con buen disparo». Tiene el estilo, sostiene Villafaina, que se aprecia en jugadores «como Gerrard o Lampard, que arrastran a todo un equipo y marcan goles con facilidad». Entre otras facetas, quien fuera su técnico destaca la «profesionalidad y el sentido del deber» de Camarasa. «Tiene una cultura de hábitos muy buena. Cuida cada mílimetro de su cuerpo con buena alimentación, descanso y entrenamientos muy exigentes. A Villafaina no le sorprende la «naturalidad» con la que Camarasa se ha adaptado al plantel de Joaquín Caparrós: «Es un chaval muy equilibrado y maduro. Su personalidad afable le permite ser muy bien recibido en todos los grupos». En este sentido, rescata una anécdota que ilustra «su calidad humana», cuando llegó a las cinco de la mañana de jugar en Huelva y, apenas sin dormir, se marchó a la ciudad deportiva del Valencia para ver el derbi de juveniles. «Es un ejemplo para toda la cantera», reactivada tras la eclosión de Rubén en el primer equipo. A pesar de haber dejado de estudiar, Camarasa prepara por su cuenta la prueba de acceso a un ciclo formativo de grado superior.

El apellido Camarasa tiene reminiscencias mágicas para el levantinismo. Conviene aclarar que Víctor no tiene ningún lazo familiar con el mediocentro Vicente Camarasa, capitán del primer Levante UD que ascendió a Primera, en 1963 y padre de Paco, defensa durante 15 años del Valencia. Eso sí, su hijo Robert, juvenil levantinista, ha retomado la senda «granota».